El suyo va a ser un reinado corto. Menos de quince días ha estado el rey de Berlanga en el parque-reserva natural de Las Quinientas, ubicado en esta localidad de la Campiña Sur. Hoy mismo, el león, cuya edad ronda los dos o tres años y que ha perdido la visión en uno de sus ojos, viajará en su jaula de transporte hasta Alicante.

Así se lo comunicó a José Vera, alcalde de Berlanga, un subteniente del Seprona en la mañana del domingo. La decisión del juez encargado del caso es firme, y el león dejará de ser inquilino de Las Quinientas para mudarse al Arca de Noé, una especie de santuario para animales salvajes en la provincia de Alicante. Allí, el felino encontrará un lugar más adecuado para vivir y personal especializado en el cuidado de este tipo de especies.

Hasta hoy, el león vive en la jaula de transporte en la que llegó a Berlanga, un espacio a todas luces insuficiente e inadecuado para un león adulto. Por ello, el alcalde de la localidad ya había encargado la construcción de un habitáculo más amplio y apropiado para que el animal viviese en unas condiciones más dignas el tiempo que estuviese en Las Quinientas.

Durante el tiempo en el que el rey ha estado en Berlanga ha recibido todos los cuidados que se han estimado necesarios, y no le ha faltado una alimentación suficiente y regular, adecuada a sus necesidades. Su presencia ha atraído a muchos curiosos, que se acercaron hasta el parque --donde además hay lobos, emúes, coatíes, linces americanos, grandes herbívoros y gatos monteses entre otras especies-- para contemplar en persona un espectáculo totalmente inusual: un león africano en plena Campiña Sur.

Llegado el momento de la despedida, los vecinos ya no podrán disfrutar de la vista de un animal que, pese al trato que se le había dispensado hasta su rescate, no ha perdido su porte majestuoso.

En todo caso, prima la satisfacción por el hecho de que la intervención de los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil haya permitido que continúe viviendo, eludiendo así un destino que le abocaba a la muerte segura en un espectáculo que ningún aficionado al arte cinegético puede asociar ni de lejos con la verdadera caza.