Vera tiene cuatro años. Ayer en los hombros de su padre observaba el paso de la cabalgata. Esperaba a Baltasar, este año le ha pedido un muñeco bebé que llora. A unos metros apenas paraba quieto Luis, de tres años. Un camión de bomberos ha escrito en su carta. Él prefiere a Melchor aunque apenas prestaba atención al desfile porque los nervios y los caramelos le traían de aquí para allá. Este año sus majestades de Oriente repartieron algo más de 4.000 kilos de dulces en la noche más mágica del año.

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La comitiva real partió puntual del punto de encuentro en el servicio de bomberos. Antes de la hora fijada, los participantes ya se encontraban dispuestos en la avenida Dulcinea, listos para el pistoletazo de salida. Al contrario que el anterior año, el buen tiempo acompañó en una jornada en la que todos los niños se han portado bien y el desfile no tuvo que forzar el paso. El cortejo transcurrió a un ritmo que permitió disfrutar a los cacereños en un recorrido multitudinario desde la avenida Moctezuma hasta la plaza Mayor. Robots de cuatro metros de altura, un grupo caracterizado de los famosos Playmobil, minions, muñecos de nieve, osos polares, personajes de Disney y de La guerra de las galaxias y hasta un Grinch navideño precedieron la llegada de la figura de la estrella de la ilusión y sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar. Correos, una de las primeras carrozas de la comitiva, lució en su cabecera una pancarta de El Periódico Extremadura para homenajear al rotativo con motivo de la celebración de su 95 aniversario. En total, ocho pasacalles de figurantes, ayudantes del cortejo real y trece carrozas, una más que en 2018, desfilaron ayer para los más pequeños. Participaron Burguer King, asociación Ponte Flamenca, asociación vecinal Nuevo Cáceres, Grúas Docu, Asociación Andah, Correos, asociación de vecinos La Cañada y Asociación de Reyes Magos (Arema). El punto álgido del desfile como cada año se concentró en el paseo de Cánovas que aglutinó pasadas las ocho el grueso de los cacereños que aquisieron ser testigos del paso de los Reyes Magos por la ciudad. La comitiva real culminó en la plaza Mayor, lugar en el que fueron recibidos por la alcaldesa Elena Nevado a la hora prevista, alrededor de las nueve. Más tarde se dirigieron a los cacereños desde el balcón del ayuntamiento. Aunque se esperaba una gran aglomeración de personas no se produjo ningún incidente de relevancia, según informaron a este diario fuentes de la policía. Fueron precisamente agentes de la Policía Local y Nacional los que velaron en todo momento para que todo transcurriera con la normalidad habitual. Cruz Roja desplegó una ambulancia, un todoterreno y veinte voluntarios y las asociaciones DYA, cinco voluntarios y una ambulancia y ARA, doce voluntarios y una última ambulancia. También formaron parte del dispositivo de seguridad los scouts. En cualquier caso, tanto 112 como el ayuntamiento dio pautas a las familias que asistieran con menores para guardar la seguridad y no acercarse en exceso a las carrozas. En cualquier caso el ayuntamiento De la limpieza de las calles se encargó Conyser. Por año consecutivo la organización de la cabalgata ha correspondido a la empresa Sonimar y ha contado con la colaboración de la asociación de Reyes Magos (Arema).

LAS LLAVES DE LA CIUDAD /Aunque la cabalgata real no registró grandes variaciones con respecto a la del año anterior salvo en el número de carrozas y la cantidad de caramelos, este año como novedad, los Reyes Magos han llegado a la capital cacereña un día antes, el 3 de enero, donde recibieron las llaves de la ciudad. Fue un acto también multitudinario en la concatedral cacereña. Sus majestades hicieron un primer pasacalles desde Clavellinas por el recinto intramuros y fueron recibidos por el obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, Francisco Cerro. Desde que llegaron a Cáceres la agenda de los magos de Oriente se ha disparado estos dos días entre visitas a los colectivos y asociaciones aunque llegó al máximo en la madrugada de ayer en la que tras el desfile recorrieron las casas de todos y cada uno de los cacereños.