El director de la Central Nuclear de Almaraz, José María Bernaldo de Quirós, suele subrayarlo cuando se le interroga sobre los fallos y paradas en la planta: "El grado de exigencia está cien o doscientas veces por encima del nivel de riesgo para la planta". Según explica, lo que en otras industrias ni siquiera se tendría en cuenta, en una instalación nuclear puede ser un incidente y debe informarse al Consejo de Seguridad Nuclear. Incluso el fallo de una bombilla que no se enciende en el momento oportuno o una manguera que no está enrollada de forma protocolaria.

En los últimos tres años, Almaraz ha registrado 75 hallazgos (incumplimientos de la normativa o anomalías observadas por los inspectores) y una treintena de sucesos notificables (incidentes o fallos). Todos ellos han sido calificados de carácter leve por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que en este tiempo solo ha abierto tres procesos sancionadores contra la planta.

El primero, en el 2007 fue solo un apercibimiento a la dirección de la central nuclear por no haber declarado "inoperable" una puerta de separación de áreas de fuego, próximas al panel de parada remota de la Unidad II. Este acceso, que debía estar cerrado, estuvo abierto en torno a media hora. Tiempo suficiente para que un inspector se percatara e informara del suceso al CSN. Este organismo, tras evaluar los hechos, considera el incidente de carácter leve, al no entrañar ningún riesgo para la seguridad de la planta, los trabajadores y el entorno, por lo que decide resolverlo con un simple toque de atención.

Falta de formación

Apenas un año después, el Consejo decide abrir un expediente sancionador contra la instalación extremeña al constatar que la formación continua que deben recibir los trabajadores de la planta no alcanza las 100 horas anuales establecidas por ley. La infracción vuelve a considerar leve, pero ahora sí decide iniciar el proceso sancionador.

También en el 2008, en el mes de septiembre, según la documentación del CSN, los responsables de la planta tienen conocimiento de que las juntas sísmicas entre edificios no tienen la homologación pertinente de resistencia al fuego. Es decir, legalmente no está garantizado que puedan aguantar tres horas en caso de incendio y, por tanto, podrían incumplir su función, que es la de servir de barrera contra el fuego. Además, Almaraz no informa de ello hasta 20 días después y no declara "inoperativos" estos mecanismos. Para el organismo regulador, esto constituye un doble incumplimiento de la normativa.

Pero la situación se complica días después, cuando la central trabaja en solucionar el problema. Los inspectores comprueban que no se realizan determinadas rondas de vigilancia horaria del entorno, al no estar firmadas las hojas de seguridad.

Ante esta sucesión de hechos, el CSN decidió el pasado mes de septiembre abrir un expediente sancionador por dos infracciones leves. Almaraz ha presentado ya un recurso contra esta decisión, que está siendo estudiado por el Consejo. Este órgano no aclara cuáles han sido las sanciones propuestas, pero insiste en la levedad de los hechos, que no han supuesto ningún compromiso para la seguridad.