Ambas campañas aguardaron los resultados en Manhattan. Y como la noche fue larga, cuando finalmente hubo vencedor y derrotada, las caras reflejaban el cansancio después de muchas horas de incertidumbre y de nervios. Trump y su familia estaban ufanos cuando comparecieron; Clinton se marchó y no fue hasta ayer cuando compareció a dar la cara rodeada de sus íntimos.