El Ministerio de Sanidad tampoco ha querido pasar por alto los problemas de salud que provocan circunstancias relativas a la convivencia y a la situación de la vivienda, como por ejemplo la limpieza del entorno, el exceso de ruido o el mal olor. En este sentido, la queja más común entre los extremeños --el 43% así lo pone de manifiesto-- es la suciedad de las calles. A continuación aparece la mala calidad del agua potable, un inconveniente al que se refirieron afirmativamente el 30% de los encuestados. Un número similar acusó los problemas de ruidos molestos procedentes del exterior de su casa, mientras que los inconvenientes por hedor persistente fue mencionado por uno de cada cuatro encuestados. A pesar de lo gruesas que puedan parecer las cifras, en ninguno de los casos la región aparece entre las comunidades autónomas con mayor incidencia de estos problemas.

La reiteración de estas situaciones, especialmente en lo que se refiere al ruido, puede ocasionar estados crónicos de nerviosismo y estrés, lo que a su vez lleva a trastornos psicofísicos, enfermedades cardiovasculares y alteraciones del sistema inmunitario. Así, según apuntan desde las organizaciones de afectados, estas patologías pueden derivar en otros problemas como la disminución del rendimiento escolar o profesional, la distracción en el trabajo o mientras se conduce, y ciertas conductas antisociales.