La precaria situación en la que se encuentran la mayoría de los ciudadanos rumanos asentados en Extremadura ha requerido la actuación de las autoridades regionales en más de una ocasión. La última, también relacionada con menores, tuvo lugar hace apenas diez días, cuando la Junta se hizo cargo de cinco niños rumanos de entre uno y diez años que vivían solos en Almendralejo. Estos se encuentran acogidos en un centro de menores de la Comunidad desde que la mediadora del Programa de Inmigración que lleva a cabo la Consejería de Igualdad y Empleo en Almendralejo advirtiera sobre la situación de desamparo de los menores a la Dirección General de Infancia y Familia y la Junta asumió su tutela.

Ya en los primeros días del mismo mes, octubre pasado, como consecuencia del temporal de lluvia que azotó algunas zonas de la región, la Junta, Cruz Roja y el Ayuntamiento de Villalba de los Barros unieron esfuerzos para atender las necesidades básicas, como alimentos y ropa, de los 120 rumanos, 30 de ellos menores, que tuvieron que ser alojados en el polideportivo municipal de la localidad por las lluvias.

La mayor polémica por los asentamientos rumanos se ha producido este verano en Santa Marta, localidad que se ha visto "desbordada" por el asentamiento de más de 1.500 de estos "temporeros" que han sido motivo de enfrentamientos y malestar. Esta coyuntura todavía continúa.

La problemática sigue presente, pues hace apenas tres días la Delegación del Gobierno informó que la Guardia Civil no intervendría en el campamento de rumanos de Santa Marta, en el que aún conviven más de 1.000 personas, mientras que el propietario de los terrenos que ocupa no presente una denuncia y el juez dictamine la correspondiente resolución que obligue al desalojo de este asentamiento.