Colocando cosas y limpiando". Esa es la labor que realizan los 26 trabajadores de Cárnicas Oliventinas, el antiguo matadero de Olivenza, propiedad de Nueva Rumasa, que está paralizado, sin producción. La familia Ruiz-Mateos se hizo con la empresa en agosto pasado y hasta febrero ha pagado durante seis meses a estos empleados pese a que no ha llegado ni un solo cerdo para sacrificar en este período; entre otras cosas, porque no están completos los laboratorios para que los veterinarios puedan certificar la carne, carece de cámaras frigoríficas y, más anecdótico, ni siquiera dispone de un fax. Todo pese a que el proyecto inicial, antes de la llegada del famoso empresario, contó con una inversión de 9 millones de euros, 3 de ellos, al parecer, a modo de subvención con la condición de que se pusieran en marcha las instalaciones. No ha sido así y los trabajadores han dejado de cobrar. No se les ha pagado la nómina de febrero y están igual que el resto de los 300 empleados de Nueva Rumasa en la región (en las tres plantas de Carcesa), con vacaciones forzosas desde esta semana por falta de producción; con la diferencia de que en el caso de Cárnicas Oliventinas nunca ha llegado a producir. La situación se resume en que Ruiz-Mateos ha gastado 30.000 euros en sueldos cada mes (a razón de entre 1.000 y 1.200 euros por trabajador) en un matadero sin actividad.

José Manuel González es el delegado sindical de estos trabajadores. Cuenta que ellos han cobrado siempre a través de Carcesa, pese a que desde agosto se han dedicado a "limpiar y colocar algunas cosas" en las instalaciones, por esa falta de actividad. Ante esta situación, cabe preguntarse ¿cómo ha podido Ruiz-Mateos pagar durante tanto tiempo en un matadero paralizado? ¿No les ha resultado extraño a los propios trabajadores? A la primera pregunta, la respuesta es: "Han venido a buscar la subvención"; y la segunda cuestión se responde de una manera muy simple, los empleados acudían puntualmente a su puesto de trabajo y mientras han cobrado no ha habido problemas, aunque no hicieran nada para lo que se les contrató. Es más, en una ocasión, cuenta, "nos dijeron que aquí (en Olivenza) no estábamos produciendo y nos mandaron a la planta de Carcesa en Montijo para ayudar a los compañeros en el tomate", y aceptaron, pero enseguida llegó una nueva orden de marcharse y se negaron aludiendo que ese no era su lugar de trabajo y para lo que habían sido contratados.

Y es que parece una empresa fantasma . "Aquí nadie nos dice nada, no sabemos nada" explica González. Hay un director general "que está en Madrid", un encargado de personal y un gerente, como teóricos responsables.

El fondo del asunto hay que buscarlo años atrás y ver las condiciones de venta del antiguo matadero por parte del empresario Jaime Gallardo, el principal accionista, a Ruiz-Mateos, con un expediente de regulación de empleo (ERE) de 14 trabajadores de por medio. "Había prisa por vender", indican fuentes que negociaron aquel expediente, porque el matadero ya era ruinoso y estaba prácticamente paralizado. Antes, el Ayuntamiento de Olivenza había aprobado una recalificación de terrenos para hacer "un ambicioso proyecto" en el suelo de la actual Cárnicas Oliventinas a cambio de que la industria se quedara en la localidad. Con una inversión de 9 millones de euros para hacer unas instalaciones modernas e innovadoras, se empezaron a construir las naves, las infraestructuras básicas, pero no se acabó de completar. Es aquí donde llega el interés de Ruiz-Mateos por el proyecto. Según estas fuentes, faltaban en torno a 1,5 millones de euros para rematar las instalaciones, un dinero que debía poner el empresario jerezano, "pero no lo ha puesto".

Además, se da la circunstancia de que, al parecer, según los trabajadores, del total de la inversión inicial había una subvención de 3 millones de euros, con el compromiso de que la actividad se pusiera en marcha antes de que finalizara el pasado año. Ese dinero llegaría procedente de Caja Rural de Almendralejo, "que será la que busque una solución", esperan estos 26 empleados, la gran mayoría jóvenes, que la semana próxima tienen pensado emprender acciones legales si continúan sin cobrar.

HISTORIA Ruiz-Mateos anunció en agosto pasado la adquisición por parte de Nueva Rumasa de la industria, uno de los mataderos más modernos y con los últimos avances tecnológicos en maquinaria, con una capacidad de sacrificio de más de 1,2 millones de cabezas al año de vacuno, ovino, porcino y cerdo ibérico, y con la previsión de dar empleo a más de 80 personas. Además, indicó que el plan de negocio contempla la fabricación y comercialización de productos de mayor valor añadido como loncheados y platos preparados; así como el suministro de materia prima a Carcesa.

Asimismo, entonces recordó que la operación de compra fue posible gracias a la colaboración de la Junta y a la financiación de la Caja de Almendralejo.