El PSOE arrancó la campaña, anoche, en Sevilla, con nerviosismo y mal pie, tras haber tenido que anular un mitin en Murcia por una despresurización en el avión que trasladaba a Pedro Sánchez. No hay dudas de que el candidato mantendrá la primera posición el 10-N, pero los socialistas analizan con preocupación la posibilidad de no superar los resultados de las generales de abril (123 escaños), algo que augura el grueso de las encuestas, con la llamativa excepción de la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

El partido transmite mayor inquietud que la Moncloa, pero desde ambos escenarios se intuye que la próxima semana puede ser cuesta arriba. Las protestas por la presencia del Rey en Barcelona, el debate electoral, los datos del paro y previsibles disturbios en la jornada de reflexión generan desasosiego.

Ante un contexto tan poco halagüeño, Sánchez apela a dos millones de indecisos, convencido de que son quienes pueden inclinar la balanza y de que es necesario mostrar empatía hacia la sensación de hastío que atraviesa al electorado.

A ellos se dirigió también anoche desde su primer mitin de campaña en Sevilla, arropado por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la expresidenta andaluza Susana Díaz. La mayor baza del PSOE, insisten sus dirigentes, sigue siendo que no hay otra alternativa de gobernabilidad.

El PSOE mira con recelo el crecimiento del PP, pero confía en que no traspase la barrera de los 100 diputados, máxime teniendo en cuenta que dirigentes del partido y altos cargos del Gobierno tienen las esperanzas puestas en la abstención de los conservadores. Aunque el ánimo es de preocupación, los socialistas descartan que Pablo Casado pueda sumar con Cs y Vox.

DEBATE Y DISTURBIOS / De momento, Pedro Sánchez afronta múltiples retos en una semana crucial. Desde el sábado por la tarde, se sumergirá en la preparación del único debate electoral. Sus colaboradores admiten que este formato no es su fuerte, pero confían en que pueda salir airoso. Ese mismo día y el martes se prevén complicados.

El Gobierno cree que el independentismo radical protestará con fuerza contra la presencia del Rey y su hija, la princesa Leonor, en Barcelona. Además, el martes se conocen los datos del paro, que se auguran malos. Y se prevé que los disturbios puedan volver el fin de semana, tanto en la jornada de reflexión como el mismo domingo electoral.

Los nubarrones están en el horizonte. El equipo del líder socialista confía en poder sortearlos con «templanza» en la respuesta al independentismo, con el músculo de la organización del PSOE, arraigada en el territorio, y con la esperanza de que los ciudadanos van a preferir el pragmatismo. IOLANDA MÁRMOL