Corría el año 1951 cuando un matemático inglés llamado Louis Melville Milne-Thomson hablaba por primera vez en España de la posibilidad de utilizar la fuerza del viento para generar energía más allá de provocar el movimiento de los tradicionales molinos. No sería hasta 1981 --tres décadas después-- cuando se redactase el primer estudio al respecto, de José Luis Cardona, que ya identificaba como zonas de alto potencial el noroeste peninsular, el valle del Ebro, el Cabo de Creus, Canarias, el Estrecho de Gibraltar y algunas zonas de La Mancha.

En esa misma década de los ochenta el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial Esteban Terradas (INTA) elaboró el primer mapa de potencial eólico y en 1982 se instaló en Tarifa el primer gran aerogenerador, que no funcionaría correctamente hasta 1985 y que era de baja potencia, al menos comparado con los que operan hoy en día. Los primeros años de este sector fueron lentos y difíciles, pero en 1990 España tenía instalados 6,6 megawatios (Mw) eólicos.

Una potencia mundial

A partir de ahí, y ya con el nuevo Plan Energético Nacional sobre la mesa, se dio un salto cualitativo y cuantitativo que ha permitido que en estos momentos nuestro país sea una potencia mundial y esté en el grupo de cabeza junto a Alemania, Estados Unidos, Dinamarca e India.

Y es que al cierre del 2005, según los últimos datos de la Red Eléctrica de España (REE), la potencia eólica instalada alcanzaba los 9.800 Mw cuando en el 2001 los parques españoles apenas sumaban 3.442 Mw.

La clave de este despegue reside en gran medida en la legislación estatal, que garantiza la rentabilidad de los parques eólicos. Las comunidades punteras son, actualmente, Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Navarra y Aragón, que superan los 1.000 Mw instalados, mientras que Extremadura, Madrid y Cantabria son las únicas que aún no han abierto la puerta a los famosos molinillos . Tanto es así que al cierre del 2005 la comunidad extremeña era la que tenía una menor potencia de régimen especial , con apenas 18 Mw, 17 de energía hidráulica y 1 procedente de la biomasa.

Sin embargo, la situación puede cambiar sustancialmente a corto o medio plazo.

Previsiones superadas

Y es que el proceso abierto por la Junta en el 2005 ha provocado que las empresas presenten proyectos para instalar en la comunidad más de 3.600 Mw eólicos, una cifra que se sitúa muy por encima de los 225 Mw que marcaba como objetivo extremeño la última revisión del Plan de Energías Renovables elaborado por el Gobierno central.

En cuanto al futuro de la energía eólica, está cargado de luces y sombras. En la parte positiva, el Parlamento Europeo ha aprobado recientemente una resolución en la que se marca como objetivo prioritario que en el año 2020 el 25% de la energía consumida en Europa tenga origen renovable.

Más polémica ha resultado ser la propuesta realizada por el actual Gobierno para regular el sector de la energía especial , que se ha encontrado con el rechazo de los sindicatos y de los productores de energías renovables.