Aunque los investigadores no prevén hallar respuestas hasta dentro de unos meses, el punto de partida de su trabajo reside en averiguar si se produjeron daños en el revestimiento térmico del ala izquierda del Columbia a raíz del desprendimiento de material aislante durante su lanzamiento. Aunque esa línea de trabajo cobra fuerza por los fallos en los sensores y otros elementos de la zona izquierda del transbordador, que se empezaron a detectar minutos antes de la desintegración, expertos e investigadores no descartan ninguna tesis, incluyendo la terrorista, y barajan, al menos, otras cinco: daños en el ala izquierda, una explosión química, envejecimiento de la nave, un fallo informático o un golpe con un meteorito o un ataque terrorista.

"Los problemas en el ala se transforman rápidamente en problemas para toda la nave", aseguraba ayer, en The New York Times, James Ober, un ingeniero que trabajó para la NASA. Norm Carlson, un jefe de pruebas retirado de la agencia espacial estadounidense, apunta a ese problema como "candidato número uno" a ser la causa. La segunda causa que los expertos ven como más probable es una explosión en uno de los motores del transbordador cargado de combustible.