España ya está entre las cuatro mejores selecciones del Mundial. Y lo está por méritos propios. Nadie le ha regalado nada. Y estoy convencido de que, superado el síndrome de los cuartos de final, mejorará su fútbol y jugará mucho más suelta.

Una actuación que haestado condicionada

Lo dije el primer día. Perdón, tras la primera y única derrota de España: esta selección puede ganar el Mundial. E insisto hoy. Porque al condicionamiento de arrancar la Copa del Mundo perdiendo, añadieron anoche el lastre de tener que superar el síndrome de cuartos. Prueba superada: ya están en semifinales. ¿Por qué? Porque esta es una selección que, a su inmensa calidad, añade saber jugar, con cabeza, los partidos perros. Como el de anoche, ante un equipo que no arriesgó (nadie ha arriesgado en este campeonato), España no se descompone cuando no obtiene respuestas, caminos. Y, sobre todo, ha aprendido a no sufrir, a esperar su oportunidad, a saber que con paciencia y la calidad que atesora, le llegará su momento. En ese sentido, Del Bosque parece interpretar mejor lo que necesita a mitad de partido que a la hora de confeccionar el equipo titular. Lo hizo ante Portugal cuando acertó, ¡y de qué manera!, con la entrada de Llorente y acertó anoche ofreciendo oxígeno al equipo con la entrada de Cesc Fábregas y Pedro. Y, con ellos, Xavi e Iniesta se sintieron más cómodos, más sueltos, más útiles para el juego global.

La selección másazulgrana de la historia

Piqué, Puyol, Xavi, Iniesta, Busquets, Pedro, Villa... y Cesc. Mucho Barça, mucho fútbol. La selección más azulgrana. Y esa selección, guiada por el instinto goleador de David Villa (¿Qué costaría ahora el exvalencianista? ¿Quién podría pagar ese dinero? ¿El Chelsea? ¿El Real Madrid? Pues es ya del Barça), ha cumplido ya su objetivo, meterse en semifinales, superar los malditos cuartos. Adiós al gafe y, ahora, a por el superpremio. Ahora parece más fuerte Alemania, pero la España que se enfrentará a ellos será ya una España serena, que ha ganado ya su recompensa y que, probablemente, jugará mucho más suelta. No sé si mejor.

Maradona pierde sumerecida oportunidad

Todos coincidiremos que Maradona se merecía una oportunidad. Se la dieron, fue cuestionado, clasificó a su amada Argentina y ya está. Ha perdido su oportunidad y debe dejar paso a otro técnico, que pueda y sepa aprovechar la enorme capacidad ofensiva que tienen los cinco o seis puntas albicelestes. Argentina se ha colado en los cuartos empujada por Messi. Su fútbol explosivo, su coraje, su juego incisivo a maquillado, gracias a los goles nacidos de sus pies, el pésimo juego albiceleste. No me olvido de que Messi acabó jugando de lateral, yendo a buscar balones atrás ante México y, sobre todo, frente Alemania y, claro, a partir de ahí tenía tres que le marcaban y 50 metros por delante hasta la porteria. Con cuatro defensas que no saben sacar el balón y un centro del campo donde la estrella es Macherano, es imposible hacer fútbol.

Muy pocos hubiésemos adivinado estas semifinales. Holanda-Uruguay y Alemania-España. Los demás fueron eliminados porque fueron mediocres y jugaron muy poco, nada.

Brasil no supo comoatacar a Holanda

Había la duda de saber cómo se comportaría Brasil si, en lugar de jugar con siete fuertotes y tres puntas peligrosos arriba, tenía que atacar, crear ocasiones y remontar. Y ya se vio que, contra una débil Holanda, que, si tuviera la calidad de otros años, de otros Mundiales, le hubiese acabando venciendo por 1-5, Brasil perdió los papeles al ver obligada a remontar. No jugaron como equipo. No supieron construir y vivieron, como le ocurrió a Argentina, de la eficacia de sus atacantes. Y dieron opción a Holanda, que se ha presentado en semifinal simplemente siendo disciplinada, ordenada, metiéndole corazón y cazando goles alguno de ellos muy afortunados.