Impulsar este tipo de proyectos de turismo de alto nivel en la región supone caer en los mismos errores que se han llevado a cabo en la zona del Levante español y que están provocando graves problemas de corrupción. Además, están en contradicción con el Protocolo de Kyoto en cuanto a la reducción del consumo de energía y amenazan la conservación del medio ambiente extremeño. Sería mucho más lógico apostar por rehabilitar y recuperar nuestros pueblos impulsando un turismo rural de calidad basado en balnearios, casas rurales... Hay que tener en cuenta que a largo plazo el turismo de segundas residencias deja poco dinero y no genera los mismos beneficios tampoco en términos de empleo. Estos proyectos no tienen ninguna vinculación con Extremadura, y su aprobación supondría acabar con la fisonomía regional y una amenaza para el suministro de agua de pequeñas poblaciones cercanas a estos centros. Está claro que es un disparate.

* Ecologistas en Acción