El Servicio Extremeño de Salud (SES) ha concedido en los últimos cinco años la tarjeta sanitaria extremeña a unos 1.700 extranjeros sin permiso de residencia, según datos facilitados ayer por la Consejería de Sanidad y Dependencia de la Junta de Extremadura. Se trata de un derecho reconocido a nivel nacional por la Ley de Extranjería promulgada en el año 2000 y que también fue regulado en el 2004 por un decreto autonómico. Este último entró en vigor durante la última legislatura en la que estuvo al frente del Gobierno autonómico Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien recientemente generaba una considerable polémica tras pedir en unas declaraciones una sanidad española "solo para españoles".

Las únicas condiciones administrativas que hay que cumplir para poder tener acceso a la sanidad pública en las mismas condiciones que cualquier otro ciudadano extremeño son las de presentar un certificado de empadronamiento en una localidad de la región y la de obtener un número de la Seguridad Social. Eso sí, el periodo de vigencia de la tarjeta sanitaria que se obtiene es solo de dos años, en lugar de los cuatro de la convencional, y su renovación no se realiza de forma automática, sino que tiene que ser solicitada.

El mencionado decreto reconocía, incluso, la opción de otorgar la tarjeta a extranjeros no regularizados sin la necesidad de que se empadronaran, siempre que se contara con un informe favorable de los trabajadores sociales del SES. Se trata de una posibilidad que solo han contemplado otras tres regiones españolas (Andalucía, Murcia, y la Comunidad Valenciana), según se recoge en un informe elaborado por Médicos del Mundo.

Estas regiones, señala el estudio, "han adoptado un sistema más favorable, que consiste en dar la tarjeta sanitaria a todas las personas inmigrantes sin permiso de residencia, sin ningún tipo de condiciones administrativas". Sin embargo, la directora de Movilización Social de esta ONG, Susana Fernández, matizaba ayer que en la región no se ha tramitado ni una sola tarjeta sanitaria por esta vía, debido "a un problema informático", que hacía inviable la gestión de estas peticiones.

SISTEMA NO ADECUADO Desde de la Junta se admite la no tramitación de solicitudes, si bien el motivo que se arguye es que la Tesorería General de la Seguridad Social no consideró esta vía como adecuada, algo que, argumentan en la Consejería de Sanidad, hubiese podido llevar a una tarjeta sanitaria con validez solo en el territorio extremeño. Además, se añade, "no ha existido una demanda social que justificase este tipo de medida".

La Junta destaca, además, que la mitad de las 1.700 tarjetas a extranjeros sin documentación, se han concedido a través de la vía de inferiores ingresos , lo que les permite, como ocurre con los pensionistas, tener acceso gratuito a los medicamentos.

Sin embargo, Susana Fernández incidía ayer en que el empadronamiento puede constituir una importante barrera para acceder a las prestaciones sanitarias, ya que para estas personas es muy complicado en ocasiones obtener un contrato de alquiler o una factura de la luz a su nombre que le sirvan de comprobante de dónde están viviendo. Incluso, una vez obtenido este certificado de empadronamiento, algunos prefieren no seguir adelante. "La ley está perfecta, pero si cuando vas al centro de salud para pedir la tarjeta, el administrativo te pide el NIE (Número de Identificación de Extranjeros), muchos se echan atrás", asegura Silvia Moyano, presidenta de la asociación de inmigrantes Taringa. "Conozco a un chico argentino que estuvo dos años sin ir al médico por miedo", asegura.

Beatriz Cercas, asesora jurídica de la Asociación de Derechos Humanos de Extremadura (Adhex), confirma que en ocasiones falta información en los centros de salud. "Les dicen (a los sin papeles ) que no tienen derecho a la tarjeta", asevera. En cualquier caso, Cercas agrega que lo primero que suelen hacer los inmigrantes al llegar a España es empadronarse y solicitar la tarjeta sanitaria, "otra cosa es que luego hagan uso de ella. La mitad de ellos trabajan día y noche, tienen poco tiempo para hacer gasto sanitario", sostiene. En este sentido, considera que lo que se denomina turismo sanitario , aunque existe, "es sobre todo de europeos. Son los que más gasto hacen".

Una opinión en la que coincidía ayer Teresa González, la presidenta de Médicos del Mundo en España. "No me imagino a un maliense cruzando el estrecho en patera para hacerse tratar una enfermedad", dijo. Por el contrario, el perfil de este turista