"Si la respuesta del Ministerio de Medio Ambiente es negativa para la refinería, cañones a las calles. Nos enfrentaremos a esa decisión con uñas y dientes y defenderemos ante los tribunales y hasta la última peseta que tengamos a este proyecto, porque es técnicamente impecable".

Alfonso Gallardo es rotundo al señalar que se dejará hasta el aliento en sacar adelante esta industria, aunque se cuida de señalar que no quiere que sus palabras se interpreten como una amenaza, sino como "la voluntad que tenemos de ejercer nuestros derechos por un proyecto en el que confiamos". Confía tanto en que la refinería será un negocio y un revulsivo para la zona que no entiende cómo los jóvenes de las localidades que se encuentran en las cercanías de la finca en que se ubicará no hacen manifestaciones para reclamarla. "Los extremeños somos muy apáticos. Aquí hay una oportunidad de trabajo y no hacemos nada por conseguirla".

SALIDA DE SILLERO La salida de Juan Sillero, su mano derecha desde los tiempos en que Alfonso Gallardo tenía solo una planta de laminado y de fundición de chatarra, no afectará ni al ritmo que hubiera que imprimir a la construcción de la refinería, en caso de que tuviera el visto bueno ambiental, ni al del resto de empresas del grupo.

Juan Sillero abandonó AG el mes pasado y este hecho ha obligado a Alfonso Gallardo a implicarse en el día a día de la gestión de sus empresas muchos más que cuando este cometido lo llevaba su consejero delegado. Esa 'obligación' ha sido gozosa puesto que lo ha hecho volver a coger las riendas de sus empresas. Gallardo confiesa que no agradece que se fuera Sillero pero que ahora está "en su salsa". "Al principio, cuando me dijo que se iba, me dolió, pero ahora me alegro".

¿Por qué se fue?

No le he pedido explicaciones. Un día, hace unos seis meses y con ocasión de despedir a una persona, me dijo que él también pensaba irse. Desde entonces fui preparándome para esa marcha, lo cual significaba que se le iban quitando obligaciones y que se veía desplazado. Pero fue como consecuencia de que él dijera que se iba. Yo no podía crear un vacío en la gestión.