José Manuel Aguedo Morcillo tenía 37 años, estaba soltero y había heredado de su padre el apodo de El Bueno . Dicen en el pueblo que de vez en cuando bebía, pero hasta ayer no se le conocían comportamientos violentos, salvo la gamberrada del sábado, que ahora muchos mencionan como aviso de lo que iba a pasar, pero que solo se tradujo en daños materiales.

La noche del sábado José Manuel Aguedo empotró su coche contra la puerta de la caseta municipal del recinto ferial de Oliva de la Frontera, donde al día siguiente se iba a celebrar una comida de la asociación de senderistas y ya estaban todas las mesas preparadas. Curiosamente, entró con el vehículo y estuvo dando vueltas y derrapando, pero aunque hay quien lo acusa de haber tomado unas copas de más, muy mal no debía estar porque esquivó todos los obstáculos.

Una vecina contaba ayer que es verdad que nunca había sido agresivo. Cuando bebía alcohol "se ponía tonto, pero problemas de otra cosa no, yo no lo he visto nunca". Sí es verdad que todos hablan de que tenía un caracter muy particular, algo huraño e introvertido.

Este joven pertenecía a una familia de cuatro hermanos y él era el único varón. La víctima, Dolores, conocida como Loli, era la hermana más pequeña. Las otras dos mayores están casadas y una de ellas vive en Zahínos. El padre murió hace tres años y José Manuel vivía con su madre, María Morcillo, de 70 años. La hermana pequeña se había casado este mismo año, el próximo 14 de febrero cumpliría un año de casada. Vivía con su marido en la calle Altozano, no muy lejos de la casa de su madre donde, según cuentan las vecinas, acudía todas las mañanas antes de irse a trabajar.

Dolores Aguedo estaba empleada en el servicio de ayuda a domicilio del ayuntamiento. Todos las que la conocían coinciden en que era una joven hacendosa y muy servicial. Los vecinos no saben que los hermanos tuviesen problemas. De hecho, uno de la calle contaba que hacía pocos días Loli había regalado a José Manuel un teléfono móvil y también una medalla a su madre, diciéndoles que este año ésos eran los Reyes que iban a recibir.

José Manuel trabajaba "en lo que le salía", contaba Antonio, vecino de su misma calle. La última vez, en la recogida de la aceituna. También tenía un sortín, por la carretera de Valencia del Mombuey, donde cuidaba ganado.