Coincidiendo con el décimo aniversario de la riada, el Ayuntamiento de Badajoz celebrará un pleno extraordinario donde aprobará una declaración institucional que el alcalde, Miguel Celdrán, leerá tras una ofrenda floral en el monumento dedicado a la víctimas en el Parque de la Legión.

--¿Qué recuerdos tiene de aquella noche y de los días siguientes?

-- Recuerdos muy dolorosos, escenas muy trágicas y momentos muy duros, aunque también otros en los que la esperanza se abría a pesar de las calamidades que se estaban soportando. No solo para mí, sino para todos, fue algo insospechado y muy cruel para la ciudadanía y sobre todo para aquellos que perdieron la vida.

--¿Cuándo supo las dimensiones de la tragedia?

-- Había transcurrido una hora u hora y media desde que estabamos en la Delegación del Gobierno cuando apareció el primer grupo de bomberos, que venían prácticamente llorando y les pregunté qué perspectivas veían. Me dijeron que había un montón de muertos. Les comenté si eran cuatro o cinco, pero me respondieron que no, que eran muchos más. En las caras de todos los que rodeaban aquel ambiente se veía una honda preocupación y una incapacidad sobre qué medidas se podían adoptar. Llamé al presidente de la diputación para contarle qué estaba pasando, se vino conmigo y estuvimos ayudando a la gente en la residencia Hernán Cortés. Estábamos sin comunicación y recuerdo que de madrugada, una voz a través del teléfono dijo "está bajando". Alguien observaba que el agua había bajado unos centímetros y efectivamente empezó a retirarse.

-- La reacción solidaria no se hizo esperar.

--Apareció la mano de Dios y, dentro de la gran tragedia que sufrimos, pudieron abrirse algunas puertas. Por ejemplo, que se habilitase el Perpetuo Socorro fue una gran solución durante muchos días; la gran colaboración de la Comunidad de Madrid, que facilitó cien viviendas; la magnífica obra de las nuevas viviendas de realojo; las ayudas inmediatas del ayuntamiento y, sobre todo, la gran solidaridad de la gente, de todas las edades, del Ejército, la Asociación de Vecinos del Cerro de Reyes, los colegios de gestores, de seguros, de arquitectos, de ingenieros ... Fue muy gratificante comprobar cómo la gente se involucraba. Y luego la llegada de los representantes del Gobierno y la visita del Príncipe que acudió al sepelio. Son muchos los recuerdos. Me acuerdo del gran cansancio, porque fueron muchos días, y no solo físico sino psíquico, porque no se llegaba muchas veces a todo lo que se quería. Pero la respuesta fue muy generosa.

--¿Ha pensado alguna vez que pudo haberse evitado?

-- No. Un amigo que vivía en la Dehesilla de Calamón me contó que vio caer un muro de agua durante mucho tiempo y que era imposible evacuar aquello. Hubiera sido muy difícil prevenir eso. En Badajoz ha habido inundaciones, pero procedentes del Guadiana, y de estas características era imprevisible.

-La obra de los arroyos no terminó hasta el pasado mes de abril, ¿en este tiempo ha temido que volviera a ocurrir?

-- No, porque normalmente esos dos arroyos están secos o solo con un hilito de agua. En los años que tengo nunca lo he conocido.

--¿Ha sido su peor experiencia en sus años como alcalde?

-- Desde el punto de vista humano sí, por las consecuencias y los perjuicios que ocasionó. Han pasado diez años y todavía estamos solucionando el tema.

--¿Cómo ve la situación 10 años después?

--Quedan muchos flecos. El más importante no corresponde a las administraciones sino a la iniciativa privada, para la regeneración de aquel barrio. Con las nuevas infraestructuras Cerro de Reyes tendrá una implantación nueva, pero para eso se necesita tiempo y dinero.

--¿Es una zona atractiva para los promotores privados?

-- ¿Porqué no? De entrada ya hay diseñada una gran avenida, todo lo que se desarrolle en su entorno serán edificios modernos y eso generará un desarrollo posterior. Yo creo que la gente es muy cariñosa con sus barrios. Ya hay un germen importante con el Cerro nuevo y eso se irá incrementando.

--Cuando ocurrió la tragedia las Administraciones dieron ejemplo de buen entendimiento ¿en qué momento se truncó?

-- Cuando hay responsabilidades compartidas es lógico que se pueda discrepar en algunas cosas, pero en el fondo, con la perspectiva de los años, creo que lo más esencial se desarrolló en tiempo prudencial y de forma correcta en más de un 80%. Siempre puede haber injusticias y errores, pero en esos momentos es difícil discernir. Con sinceridad, creo que se ha hecho una buena labor.

--¿Cuántos años tienen que pasar para que olvidemos?

-- Es muy difícil. Por la crecida del Guadiana de 1876 todavía hay una placa en Puerta Palmas. Son hechos que no se pueden olvidar en la vida y de los que se sacan muchas consecuencias. Olvidarse, nunca.