Los sindicatos CCOO y UGT congregaron ayer a miles de personas en toda España en un Primero de Mayo con un carácter marcadamente a la defensiva por la profundidad de la crisis económica, una cifra récord de 4,6 millones de parados y la reforma laboral empantanada.

Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez advirtieron que no tolerarán que la crisis económica se utilice como excusa para recortar las prestaciones sociales y avisaron de un "conflicto social" si el Gobierno sigue empeñado en restringir la inversión pública en los presupuestos del 2011 con el pretexto de que los mercados financieros internacionales exigen una reducción sustancial del déficit público.

En Madrid y Barcelona las centrales mayoritarias lograron igualar la participación lograda en anteriores manifestaciones del Primero de Mayo aunque con la habitual disparidad en los cálculos de participantes en las movilizaciones. En Madrid se contabilizó una horquilla imposible de entre 5.700 manifestantes según el sistema Lynce y los 60.000 según los sindicatos. En la capital catalana tampoco hubo término medio. Se reunieron algo más de 10.000 personas, que los sindicatos elevaron hasta la cifra de 50.000 y la Guardia Urbana y el sistema Lynce de Efe rebajaron a 7.000 y a unas 1.700 personas, respectivamente.

ACUERDO La jornada reivindicativa de ayer abrió un mes que puede traer un acuerdo laboral aún por redactar o la posibilidad de que el Gobierno apruebe medidas por decreto. El secretario general de CCOO presumió de la "lección de responsabilidad" que daban los sindicatos ante los intentos de los gobiernos europeos, las empresas y los bancos de "descargar" sobre los trabajadores los costes de la crisis. Sin embargo, no siempre será así.

El líder de UGT, en su intervención tras la marcha de Madrid, advirtió de que si el Gobierno de Rodríguez Zapatero se empeña en proponer para el 2011 un presupuesto "restrictivo" en el gasto público y las prestaciones sociales, puede provocar un "conflicto social de alcance".

De "disparate" calificó Toxo el hecho de que el Ejecutivo haya reducido la inversión en 50.000 millones de euros. Aunque en tono moderado, Cándido Méndez criticó además la actitud del Gobierno central ante la crisis económica cuando "a veces ha carecido de perspectiva" y "no ha enviado ningún mensaje pedagógico" a los ciudadanos.

CREDITO FLUIDO Toxo y Méndez se comprometieron también a "poner toda la carne en el asador" para conseguir que el diálogo social alumbre una reforma laboral que, avisó el líder de UGT, "por muy buena que sea, jamás será como el crédito a las familias y a las pymes" que activa el consumo y el empleo. "La solución está en la economía", clamó Toxo, quien reclamó que el ahorro de los ciudadanos en un año de crisis como el 2009 lo devuelvan las entidades financieras en forma de créditos.