Pese al esfuerzo de Valeriano Gómez por informar a los agentes sociales --ayer se reunió con CEOE y hoy lo hará con los números dos de UGT y CCOO-- y de haber asumido las críticas de lo que le acusan de haberse escorado del lado de los sindicatos, el ministro de Trabajo no logró ayer el aplauso ni de los sindicatos. Aunque ambas partes no pretenden declararse insumisos y aplicarán la futura ley, por diferentes motivos coincidieron ayer en que será ineficaz, porque no es una reforma pactada.

Estos malos augurios pueden ser flor de un día ya que, tanto las centrales como la patronal reconocieron que hay que negociar ahora su aplicación en las empresas a través de los miles de convenios colectivos que esperan su renovación.

NI MUSICA NI LETRA A Juan Rosell, presidente de la organización empresarial, no le gusta "ni la música ni la letra" del borrador del decreto ley, pese a que hace una semana reconoció que, durante las negociaciones con las centrales, habían estado de acuerdo en la "música", y que las dificultades surgieron cuando se quiso poner letra.

La crítica principal de Rosell, tras la reunión de la junta directiva de la patronal, es la escasa flexibilidad interna de las empresas que recoge el proyecto del Gobierno. "Las leyes siguen alejadas del día a día de las empresas", afirmó el líder empresarial.

La CEOE ha reclamado, entre otras cosas, durante los cuatro meses de diálogo, que el empresario organice el trabajo sin trabas de horarios regulados para adecuarse a las necesidades de la producción y de la demanda. También ha pedido flexibilidad a la hora de contratar y de organizar la movilidad externa e interna, incluido el cambio de categorías profesionales.

Pese a que ayer Rosell dijo que la CEOE no tenía "cromos" para intercambiar durante la negociación, también volvió a reconocer que no estaba dispuesto a dar más representación a los sindicatos en las empresas, especialmente en las pymes.

CRITICAS A LA COMISION "Lo que queremos hacer es contratar", afirmó Rosell, "y para eso necesitamos confianza". En su opinión, así se creará empleo. Y reiteró: "Tenemos pánico a contratar". No obstante, a Rosell no le gustó que la Comisión Europea dijera el martes por dónde tendría que ir la reforma del mercado de trabajo español.

Tras 19 reuniones con los representantes sindicales --de las que en media docena ha estado también presente el ministro de Trabajo--, Rosell lamentó que "no se hubieran entendido" sus planteamientos y que el Ejecutivo haya optado por una reforma de la negociación colectiva "desequilibrada".

Esta mañana acudirán al Ministerio de Trabajo los secretarios de Acción Sindical de UGT y CCOO, Toni Ferrer y Ramón Górriz, aunque los sindicatos ya anunciaron hace una semana que no se sentirían vinculados al proyecto de decreto ley que aprobará el Gobierno mañana, aunque ayer reconocieron "puntos de equilibrio interesantes".

Sin entrar en detalles, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, expresaron en TVE su desconfianza sobre su aplicación, al no ser fruto de un acuerdo entre los distintos agentes sociales. Que legisle el Gobierno es una "mala noticia". En todo caso, la flexibilidad interna que apunta el borrador "abre un gran campo", en palabras de Toxo, que necesitará del acuerdo entre la empresa y los trabajadores en las comisiones paritarias.