De cada cien kilos de aceite que se producen anualmente en la comunidad autónoma, apenas unos quince acaban envasándose dentro de la región. De acuerdo a los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, entre la campaña 2013/2014 y la 2017/2018 (en esta última con datos hasta agosto) en las almazaras extremeñas se produjeron algo más de 285.000 toneladas de aceite. En ese mismo periodo, de las envasadoras de la región salieron 40.339,7 toneladas, poco más de un 14% del total producido.

«Aquí en Extremadura no tenemos ninguna envasadora fuerte, somos fundamentalmente ‘granelistas’», esgrime José Pino, presidente de la sectorial del aceite de oliva de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura y gerente de la Cooperativa La Unidad, de Monterrubio de la Serena, una de las principales productoras de aceite de la región. Y eso a pesar, incide, de que «nuestros aceites son de primerísimo orden, buenísimos. Tanto el clima como las variedades nos favorecen».

«El verdadero valor de este producto está en su envasado», remarca Pino. Sin embargo, de la producción de mejor calidad extremeña «el 70% va a parar a Italia a granel, y luego desde allí puede entrar en todas partes del mundo».

El año pasado, la región exportó ‘oro verde’ por valor de 66,4 millones de euros, la mayor parte de él (51,8 millones) al país transalpino, muy por encima del siguiente destino, que fue Portugal, con 10,7 millones. Los envíos al exterior de aceite extremeño se han ido incrementando, además, de forma ininterrumpida en los últimos cinco años, entre 2012 y 2017, multiplicándose casi por tres desde los 23,2 millones comercializados en el primero de esos ejercicios.

Buena parte de la producción extremeña que no se exporta, añade Pino, la compran también a granel grandes empresas situadas en otras comunidades autónomas, que van desde Borges en Cataluña, hasta la andaluza Coosur, pasando por multinacionales como Deoleo (con marcas como Carbonell, Hojiblanca o Koipe y sede en Córdoba), o la portuguesa Sovena, con filial española y planta envasadora en Brenes (Sevilla).

«Las principales marcas a nivel mundial de aceite tanto italianos como españoles vienen a Extremadura a comprar nuestros graneles porque entienden que son excepcionales, de una altísima calidad», señala también José Luis Gordillo, presidente de Viñaoliva, cooperativa de segundo grado con sede en Almendralejo. «La etapa de producir mucho y muy bien transformado está ya muy superada en la región, pero nuestra asignatura pendiente ahora mismo es la comercialización», sostiene.

En el extremo contrario, también el aceite lampante, de menor calidad, sale fuera de la comunidad para ser procesado en las refinerías, ya que en Extremadura no hay actualmente industrias de este tipo.

«Hace 20 o 25 años en la región había dos de las empresas envasadoras más importantes de España. Una era Aceites Molina y la otra Industrias del Suroeste [Indesur], que ‘llenaban’ muchísimos kilos de aceite», precisa José Pino. La primera de ellas lo hacía en La Roca de la Sierra; la segunda, en Jerez de los Caballeros. Las instalaciones de esta última, que comercializaba con las marcas Júcaro y Jucaso, entre otras, ardieron en un incendio en el 2008. Era la quinta envasadora del país y daba trabajo a alrededor de sesenta personas.

A día de hoy, la Compañía Extremeña de Aceites y Cereales (Cexac), con sede en Plasencia y propiedad del grupo sevillano Migasa, es la principal embotelladora de la comunidad autónoma. La actividad de esta compañía, y la de otras como Compañía Oleícola Siglo XXI (La Chinata), también en Plasencia, o Pago de los Baldíos de San Carlos, en Majadas del Tiétar, hacen que la cantidad envasada de la provincia de Cáceres haya sido en las últimas cinco campañas algo superior a la de Badajoz, a pesar de que la producción total de aceite en la provincia pacense es unas seis veces la que se obtiene en las almazaras cacereñas.

SEGMENTO ‘GOURMET’ / El aceite que se envasa para vender fuera de la región «es sobre todo el prémium, que va a un segmento ‘gourmet’ del mercado. Son pequeños tarros de 250 o de 500 mililitros, pero no hay volúmenes de venta», resalta el presidente de la sectorial de las cooperativas extremeñas. En este sentido, defiende que ir dando la vuelta a esta situación pasa por la unidad de «todo el sector» con el apoyo de la administración. «El mayor grupo olivarero que hay en el mundo es una cooperativa, Dcoop, y maneja alrededor de 300 millones de kilos de aceite. En toda Extremadura el año pasado tuvimos 70 millones y fue récord. Y los volúmenes son los que hacen vender luego kilos envasados», argumenta. El otro aspecto en el que hay que hacer hincapié, asegura, es tener «un producto diferenciado. Lo que tenemos aquí es calidad, hay que trabajar sobre ella».

«Como pequeños productores es bastante complicado entrar en las grandes superficies, tanto de aceite como de vino o cualquier otro producto», apunta en esta misma línea José Luis Gordillo. Actualmente, esgrime, mucho de lo que se logra envasar en la región es para vender en la propia localidad de la almazara o en las más cercanas. «El nivel de envasado seguirá siendo bajo mientras que no podamos acceder a lo que son las grandes superficies. A Carrefour o Mercadona difícilmente puedes ir a venderle solo cien mil litros de aceite envasado. Necesitas volumen de producto, suficiente capacidad de envasado y, otra cosa que es muy importante y que normalmente todas las grandes superficies te exigen, una serie de normas de calidad que también es muy difícil que los pequeños productores tengan», recalca.