Unicamente dos autoescuelas de la región cuentan con vehículo adaptado para que los alumnos que sufren algún tipo de discapacidad física u orgánica puedan recibir las clases prácticas. El resto de centros, amparados por su reglamento, optan porque sea el propio discapacitado el que aporte el automóvil con el que recibirán las clases y realizarán el examen práctico.

La situación ha sido denunciada por diversos afectados que consideran que, por sufrir una discapacidad, no pueden acceder "en igualdad de condiciones que el resto de la sociedad" al carnet de conducir, un recurso "necesario para nuestra autonomía". En este sentido, solicitan a las Administraciones públicas que aumenten las ayudas que recibe el colectivo a la hora de adquirir un vehículo de transporte o se subvencione a las autoescuelas que apuesten por ofrecer este servicio.

En estos momentos, según destacan desde la Confederación de Discapacitados Físicos y Orgánicos (Cocemfe) en Extremadura y ha corroborado EL PERIODICO a través de las propias autoescuelas, solo dos centros cuentan con vehículo adaptado: Autoescuela Nasa, de Badajoz, y Autoescuela Placentina, situada en Plasencia.

"Hay pocas porque el reglamento de las autoescuelas establece que sea el propio alumno discapacitado quien aporte el vehículo ya adaptado a su minusvalía, porque si lo hiciese la autoescuela tendríamos que tener varios coches de estas características y cada uno preparado para las necesidades de cada caso. No sería rentable en absoluto", explica Rafael Muñoz, presidente de la Asociación de Autoescuelas de Extremadura.

POCA DEMANDA Muñoz señala que la demanda actual tampoco llega a justificar la inversión: "Los alumnos discapacitados no son muchos, pueden ser cinco o seis al año, y en los centros de localidades más pequeñas a veces no se produce ningún caso". Sin embargo, desde Cocemfe advierten de que si la oferta de autoescuelas con vehículos adaptados fuese mayor también se incrementaría el número de discapacitados que intentaría obtener el permiso de conducir.

"Como apenas hay autoescuelas preparadas, hay muchos que ni lo intentan. Es una discriminación, porque además de lo que cuestan las clases, tienes que comprar el coche, adaptar los mandos a tus necesidades y también instalar los pedales en el asiento del copiloto para que el profesor controle el vehículo mientras te enseña a conducirlo, cuando ni siquiera sabes si vas a conseguir aprobar el examen", advierte Jesús Gumiel, actualmente presidente de Cocemfe en Extremadura.

No obstante, el problema no es únicamente extremeño. Como reconocen en la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), en España hay pocos centros de educación vial con vehículos adaptados.

COMPROMISO SOCIAL Dos de ellos son Nasa y Autoescuela Plancentina. La primera acaba de adquirir un vehículo nuevo, mientras que en el caso del centro cacereño disponen de uno desde el año 2004. En ambos casos reconocen que la inversión es grande y que no se llega a compensar económicamente. "Solo la adaptación del interior nos ha costado 4.000 euros", apunta Marisol Salgado, profesora y consejera delegada de Nasa.

"Como mucho recibes siete u ocho alumnos a lo largo del año, pero es un compromiso social que toma la empresa", advierten en Autoescuela Placentina, mientras que Marisol Salgado confiesa que "la satisfacción de formar y ayudar a estos alumnos ya compensa todo el dinero que se pueda gastar".

En Cocemfe están seguros de que la responsabilidad no es únicamente de las autoescuelas, "comprendemos que son empresas privadas". Por eso se han propuesto realizar un estudio sobre las necesidades existentes a nivel regional y presentarlo a la Junta de Extremadura para que la Administración inicie un plan de subvenciones a los centros que adquieran vehículos adaptados para discapacitados.