Alberto Muñoz, de Plasencia, tiene solo 23 años, pero en febrero pasado él y su amigo Adrié Martí decidieron convertirse en empresarios. No son buenos tiempos para la creación de empresas, teniendo en cuenta que en los últimos tres años su número se ha ido reduciendo en todo el país.

"Fue después de estudiar un máster en Madrid cuando decidimos tirarnos a la piscina", afirma Alberto, aunque no estuviesen seguros de que tuviera agua . Aun así, ahora dirigen Freshen Healthy, una empresa que se dedica a tratar problemas de salud como hipertensión, colesterol u obesidad, a través de una actividad física personalizada. "La idea fue madurando durante un año y medio", explica, y el empujón vino cuando él y su compañero ganaron un concurso de proyectos empresariales.

"Para crear una sociedad limitada solo hacen falta 3.000 euros", cuenta Alberto. Su idea es "ganar algo de dinero para reinvertir en material y crecer poco a poco", asegura. Sin embargo, lo peor fue comenzar, "no encontrábamos aval, ni financiación y nos la jugamos con lo poco que teníamos", afirma.

Eso sí, considera que constituirse como empresario es cada vez más fácil: "En una semana hicimos los papeles, nos reunimos con el notario...", recuerda este joven empresario, que asegura que la Ventanilla Unica Empresarial les fue "de gran ayuda", así como la tramitación telemática, que "ahorra mucho tiempo". Pero ser empresario no es solo burocracia, también se necesita un buen proyecto. Para Alberto "cualquiera puede diseñar un plan empresarial, hay cientos de ejemplos en internet". Sin embargo, se le antoja fundamental un buen asesoramiento previo. "Gracias a los tutores del máster, del concurso y todos los demás que hemos consultado, hemos construido un proyecto pequeño, pero más sólido de lo que pensábamos", dice.

Su apuesta es la diferenciación. "Cada persona necesita un programa único, totalmente personalizado para perder peso o mejorar problemas de salud", cuenta este empresario. Por eso "nos movimos por los gimnasios y ahora estamos proponiendo programas a los ayuntamientos, tanto en Extremadura como en Castilla-La Mancha", añade ilusionado.

Pero nadie dijo que iba a ser fácil. "El cambio de la universidad a la empresa es abismal" asegura Alberto, y apunta que "hay que estar abriendo puertas continuamente". Según este joven, "no ganamos mucho, pero con no tener pérdidas estamos más que contentos".