Dejó a sus dos hijos en Ecuador y se vino a España hace cuatro años. Andrés Cando (a la izquierda en la foto), es relojero y artesano joyero, pero trabaja en la agricultura. Los ecuatorianos son la segunda comunidad inmigrante de Talayuela. "Ahora, con el tabaco, somos unos 50, pero estables sólo llegamos a 14: la familia Pando y la de Ramón Galarza. Estoy aquí con mis tres hermanos, pero uno se fue a la aceituna a Jaén y encontró trabajo en una relojería de Ubeda", cuenta.

"Nos llevamos igual con los marroquís que con los del pueblo y vamos tanto a los bares de unos como a los de los otros. Mi sueño es traerme a mi familia para que mi hija, la mejor estudiante de su colegio, pueda especializarse en España en informática, que es lo que le gusta".