Más de un centenar de localidades extremeñas tienen cierto riesgo de desertificación o desertización en sus tierras; es decir, se pueden convertir en desierto. Además, la escasez de lluvia de los últimos meses tampoco ayuda a mejorar la situación. Según el Ministerio de Medio Ambiente, en Extremadura hay una decena de comarcas con un riesgo medio de desertización, con lo que casi la mitad de la superficie está afectada.

La situación es mucho más delicada en la provincia de Badajoz, donde salvo las comarcas de Vegas Altas, Vegas Bajas, La Serena y, en menor medida, Tierra de Barros, está en situación de riesgo, mientras que en la provincia cacereña, sólo las sierras de San Pedro y de Montánchez están secas o muy secas.

Esto supone, según el ministerio que el 45% del territorio extremeño se encuentra en situación de riesgo medio de desertización, el 24,89% en riesgo bajo y el 0,59% de riesgo alto o muy alto. La situación es, según el Programa de Acción Nacional contra la Desertificación (PAND), especialmente complicada en las comarcas pacenses de La Siberia (Herrera del Duque y localidades adyacentes), Campiña Sur (Llerena y municipios como Valencia de las Torres o Ahillones, entre otros) y Tentudía (Monesterio, Fuente de Cantos y pueblos cercanos); Zafra, Jerez de los Caballeros, Alburquerque y Olivenza son otras localidades pacenses ubicadas en comarcas afectadas por la sequía.

Las zonas de regadío se salvan por el momento del riesgo de desertización, una situación que no es tan delicada en la provincia cacereña, sobre todo en la zona norte, donde el ministerio cataloga las tierra como húmedas o semihúmedas.

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