"Un huracán de llamas, una ola gigante de fuego vino a por nosotros", explicó ayer Jesús Abad, el único superviviente del retén de Cogolludo, cuyos integrantes fallecieron en el incendio. Abad dijo a Televisión Española que nadie pudo hacer "nada", sino observar "cómo se quemaba todo". "Todos salimos corriendo, pero el huracán de llamas era inmenso. Salté, rodeado de fuego, sin oxígeno. Te ves muerto. Me agarré a las ruedas del camión, debía aguantar hasta que me recogieran", explicó.