La Central Nuclear de Almaraz se prepara para afrontar su examen final. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) comenzará en breve las inspecciones in situ en la planta cacereña para determinar si reúne las condiciones para seguir funcionando más allá de junio del 2010, fecha en la que finaliza la actual autorización de explotación. Si el informe es positivo, la decisión final la tomará el Gobierno en función de criterios políticos y de las necesidades energéticas del país; pero si es negativo, el dictamen resulta vinculante y obligará a las empresas propietarias a iniciar el proceso de desmantelamiento.

Los responsables de Almaraz presentaron el pasado verano la solicitud para renovar ese permiso de explotación durante 10 años más. Actualmente el CSN está analizando la documentación aportada y está previsto que a partir del próximo mes de junio puedan comenzar las visitas de los inspectores de este organismo. Según fuentes de la central, el proceso se alargará hasta el primer trimestre del 2010. Por tanto, hasta la próxima primavera no habrá un decisión sobre el futuro de la planta. Primero se tendrá que pronunciar el Consejo y luego, si supera ese examen, la última palabra la tendrá el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Y mientras tanto, a nivel regional, el PP sigue recelando sobre el cambio de domicilio fiscal anunciado por la Junta de Extremadura y la dirección de la planta el 20 de abril.

Con la vista ya puesta en esta inspección, Almaraz se encuentra ahora mismo en una fase crucial de su funcionamiento: la parada de la unidad II para la recarga parcial de combustible; es decir, la renovación de un tercio de los 157 elementos combustibles que contiene la vasija de uno de sus reactores --tiene dos, cada uno con 72 toneladas de óxido de uranio enriquecido con U-235, que es la fuente de energía básica que permite recalentar el agua e iniciar el proceso de producción de electricidad--. Estos elementos tienen una duración de 54 meses --cuatro años y medio-- y cada uno de ellos cuesta cerca de un millón de euros.

CADA 18 MESES Este es el motivo de que las paradas se realicen cada 18 meses. Las 157 barras de combustible se encuentran siempre repartidas en tres grupos en función de su situación de desgaste. Esto, según explican desde la central, permite un mejor aprovechamiento, ya que los elementos que se sitúan en las posiciones centrales de la vasija sufren un mayor requerimiento energético que los que se encuentran en posiciones periféricas. En función del grado de desgaste, los responsables de la planta juegan con la ubicación de estas barras --cada una de ellas de 4 metros de altura y planta cuadrada de unos 25 centímetros en cada lado--.

La Unidad II inició su parada el pasado día 19 de abril y actualmente se están realizando los trabajos de retirada del material de combustible gastado. Para ello ya se ha desmontado la vasija del reactor y se ha cubierto el recinto donde está alojada con agua enriquecida con óxido de bromo. Esta sustancia sirve como aislante para la radiactividad. La extracción se realiza mediante una grúa especial que dispone de un brazo mecánico para anclar cada una de las barras. La operación exige lentitud y precisión, para que los elementos no se toquen entre sí ni contra la estructura donde están montados. Por ello todo el proceso está dirigido por computación y constantemente controlado por tres inspectores.

Una vez sacados de la vasija y aún debajo del agua, la grúa los deposita en un carro que los conduce, mediante un circuito interno, a las piscinas de almacenamiento de residuos de alta actividad.

Esta parada es la decimoctava que se realiza en la Unidad II desde que entró en funcionamiento en 1983 y puede ser la penúltima de su historia si el Gobierno no renueva la autorización --la última, a la espera de la decisión del Ejecutivo, será en octubre y afectará a la Unidad I, que lleva operando desde 1981--. En términos económicos supone una inversión próxima a los 60 millones de euros solo en renovación del combustible. Pero a ello hay que sumar otros 16 millones de euros en distintos trabajos de revisión y mantenimiento del reactor, las turbinas y el resto de instalaciones. "Todos estos trabajos van dirigidos en gran medida a la mejora de las condiciones de seguridad", advierte José María Bernaldo de Quirós, director de la central. Así, se están montando nuevos equipos de refrigeración, reforzando las soldaduras del presurizador,

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