Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se han convertido en una herramienta básica para la sociedad en general, pero no para la educación, todavía. La Escuela 2.0, el proyecto en el que está inmersa la región junto a otras comunidades del país desde el 2009, y que tiene por fin la puesta en marcha de las aulas digitales del XXI, dotadas de infraestructura tecnológica y conectividad, no acaba de ofrecer el rendimiento académico y pedagógico que se esperaba del esfuerzo que ha supuesto en los últimos años. La región ha sido pionera en la implantación de las tecnologías en el aula, por lo que lleva trabajando desde el 2003.

Con conexión a internet en todos lo centros escolares, más de 20.000 alumnos con ordenador individual en clase, 600 pizarras digitales repartidas en las aulas del tercer ciclo de Primaria y el primero de Secundaria y más de 3.000 profesores formados, el uso de estos recursos tecnológicos no está siendo el esperado, y su implicación es vital para el éxito de la Escuela 2.0.

Así lo avalan los resultados de la primera fase de un estudio, financiado por el Plan Nacional de I+D, que está desarrollando el grupo de investigación NODO de la Facultad de Formación del Profesorado de Cáceres con el fin de conocer el panorama en la región y poder compararlo con el resto de comunidades. El investigador principal y profesor universitario de Tecnología Educativa, Jesús Valverde, asegura que los recursos se están "infrautilizando" y que todavía queda mucho camino por recorrer.

En esta primera fase del proyecto que durará tres años, se ha recabado la opinión del profesorado implicado y las conclusiones no parecen muy halagüeñas. La mayoría no valora esta política educativa de forma muy positiva porque no han sido protagonistas de la decisión de la Administración. "Se quejan de falta de información y la opinión sobre la infraestructura tecnológica es dispar, hay quien considera que es buena y suficiente y quienes dicen que es de mala calidad". En la encuesta más del 60% de los docentes dicen desconocer la inversión económica de Escuela 2.0, los plazos de desarrollo, los principios del programa, y se quejan de falta de información sobre los propios recursos. Y es que, señala Valverde, "los únicos con los que hablaron los gobiernos para poner en marcha este proyecto fue con las empresas de telecomunicaciones, fabricantes de ordenadores y las editoriales de libros de texto", critica.

Con tal perspectiva, no sorprende que solo un tercio del profesorado utilice con frecuencia los recursos disponibles, el resto lo hace de manera esporádica o no lo utilizan. "Con el tiempo que llevamos fomentando el uso de las tecnologías en la educación es un porcentaje muy reducido y demuestra que las TIC no terminan de despegar", apunta el profesor. ¿Los motivos? "Intervienen diversos factores: la formación del profesorado, la capacitación, la infraestructura y la propia utilidad que se vea a estos recursos". Además, de los que hacen uso de los ordenadores individuales el 80% lo utilizan para hacer búsquedas de información en internet durante el desarrollo de las clases, el 66% implica a sus alumnos en la realización de actividades on line, pero el 90% no demanda a los estudiantes publicar sus trabajos en la red, mendiante blogs, wikis o sitios webs. Y es que las herramientas tradicionales siguen teniendo un peso fundamental en las nuevas aulas del siglo XXI, pese al cambio metodológico que se pretendía. El 66% de los encuestados afirman que usan el libro de texto todos los días y el 73% hace lo mismo con la pizarra tradicional. En el aula solo usan el ordenador el 38% de los docentes al menos una vez a la semana y el 24% la pizarra digital. Pese a la amplia formación que se ha impartido a los docentes en este ámbito, muchos de ellos siguen encontrando carencias y limitaciones. "La mitad de los profesores se sienten formados, pero no tienen la misma percepción respecto a sus compañeros", señala Valverde. Con todo esto, el estudio preliminar señala que, de manera global, el 44% del profesorado valora la política educativa sobre TIC que se está desarrollando en Extremadura como "desacertada", mientras que solo un 25% está a favor de las medidas adoptadas por la Administración educativa.

Además, el 32% de los docentes se manifiestan a favor de la ampliación de este plan, y solo un 15% encuentra en el uso de estas tecnologías una mejora en el rendimiento académico de sus alumnos. La respuesta entonces a la pregunta de para qué sirven las nuevas tecnologías en la educación se centra esencialmente en su papel motivador para el alumno, "pero eso se pierde con el tiempo, cuando deja de ser un elemento novedoso", advierte Valverde.

¿Cómo lograr la completa implantación? "No hay una solución única. Hay que incidir más en la formación inicial, hay que fomentar la formación en nuevas tecnologías en los planes de estudio de las universidades, también es imprescindible la formación continua, ajustar los recursos a las necesidades, integrarlos en el aula con la ayuda de los profesores, y también queda desarrollar los contenidos digitales, porque muchos docentes todavía no encuentran más utilidad al ordenador que la búsqueda de información en internet. También falta hacer una evaluación seria de los resultados de la implantación de las TIC y justificar la inversión que se ha hecho". Valverde señala que en educación no se pueden buscar resultados a corto plazo, pero se necesita una mayor intervención del profesorado y hacer visibles muchas prácticas que aplican algunos docentes y que son muy buenas.

Los sindicatos aprecian otras consideraciones. Desde CSI-F, su presidente Adrián Vivas señala además que "muchos de los recursos con los que cuentan las aulas digitales están quedando obsoletos precisamente cuando más implicación y compromiso van adquiriendo los profesores, que en un principio no lo veían muy claro". Saturnino Acosta, delegado sindical de ANPE, por su parte, considera que debe fomentarse la formación docente en este ámbito, "porque el potencial técnico y material en Extremadura es mucho mayor que el uso real que se hace del mismo dentro y fuera del aula", así como mejorar la oferta y calidad de los recursos y materiales educativos digitales, para lo que el sindicato apuesta por la creación de un banco de conocimiento.