"Hay otras unidades sin problemas, pero trabajar aquí es un infierno". Así de claro lo dice un guardia civil dado de baja por motivos psicológicos y destinado en el destacamento de Tráfico de Badajoz.

El testimonio de Pedro --nombre simulado para evitar represalias-- es uno de los que mejor ilustra uno de los problemas endémicos de la Benemérita: la elevada tasa de bajas psicológicas y también de suicidios. En el 2005 fueron 55 los agentes de la provincia pacense que se dieron de baja por este motivo, una cifra que aumenta año a año.

A esto se suma que hay destinos que son especialmente conflictivos. El destacamento de Tráfico de Badajoz es uno de ellos, puesto que 11 de sus 30 agentes están de baja psicológica. El otro punto negro está en Jarandilla de la Vera, donde desde hace unos días más de la mitad de la plantilla está de baja por los problemas que, según los guardias, provocan los problemas personales del sargento comandante de puesto.

Los testimonios

Pedro explica que el problema en Badajoz se debe principalmente a "las continuas presiones" que ejerce el teniente del puesto "siempre apoyado por el capitán". Esto se traduce en "amenazas, acoso constante e incluso que te vigilen cuando estás de servicio". Y, por supuesto, "tienes garantizados los peores servicios".

Según explica, "un día notas que van a por tí" y comienza la pesadilla. Como ejemplo, relata que fue sancionado "por ir al servicio". Para él esto ha supuesto que "algo vocacional ha terminado siendo desilusionante" y tiene claro que intentará que su único hijo no sea guardia civil.

Esta forma de vida se ha reflejado en el ambiente familiar, porque "ni siquiera podía hacer planes". Ahora está de baja y le han retirado el carnet de conducir. "Cuando estás así encima lo que intentan es hundirte mucho más", añade.

Muy distinto es el caso de Antonio, un guardia de Rural que lleva más de un año de baja. En concreto, desde que tras cerca de 20 años viviendo en una importante ciudad extremeña le trasladaron "sin ningún motivo" a más de 200 kilómetros de su hogar, a uno de esos destinos "reservados para los que acaban de salir de la academia". "Creo que todo fue por protestar", ya que incluso "se anularon vacantes" para que no trabajase cerca de su casa.

La situación familiar fue empeorando, su mujer abortó "y empecé a darle vueltas a la cabeza hasta que me hundí". Ha llevado su caso a los tribunales pero cree que para él "ya no hay retorno" y ya le espera el retiro sin haber cumplido los cuarenta. Cuando mira atrás señala que en la Guardia Civil "entras engañado, lleno de ilusión, y si supieran lo que hay no entraría ni la mitad".