La crisis económica y la aparición de nuevas formas de juego, como el ‘on line’, han hecho desplomarse el número de máquinas tragaperras y su facturación anual en España. Entre el 2008 y el 2018 se pasó de 256.000 a 200.000 máquinas operativas, a pesar del leve repunte experimentado desde el 2015. El descenso también se produjo en Extremadura, donde entre el 2010 y el 2012 su cifra disminuyó un 16% (de 5.246 a 4.370). Sin embargo, a partir de ese año la tendencia se invirtió en la comunidad autónoma, sobre todo desde el 2014, de forma que a día de hoy el parque extremeño de máquinas recreativas (o de tipo B) y máquinas de azar (o de tipo C) es de 5.588, casi un 27% superior al que había hace un lustro y por encima también del de hace nueve años, según los datos facilitados por la Consejería de Hacienda extremeña. Una proliferación en la que han tenido mucho que ver la recuperación económica y el emplazamiento de estos dispositivos también en las salas de apuestas. En el conjunto del país, en cambio, entre el 2010 y el 2018 se seguía acumulando un 17,7% de decremento, de acuerdo al último Anuario del juego en España.

De manera similar a lo que sucedió con las máquinas en funcionamiento, la recaudación por tasa fiscal sobre el juego que estas proporcionan se resintió en Extremadura conforme golpeaba la gran recesión, para luego remontar progresivamente a medida que mejoraba la actividad económica. Así, a unos días de cerrar el 2019, se acumulaban ya unos ingresos fiscales cercanos a los 20,7 millones de euros, frente a los 18,3 del 2010 y muy por encima de los 15 millones del 2012 o el 2015.

Aproximadamente un 85% del total de tragaperras que hay en la región están en negocios hosteleros. En estos momentos, se encuentran dados de alta en el Registro de Juegos y Apuestas de Extremadura y, por tanto, autorizados para la explotación de máquinas, 4.208 establecimientos de esta clase. Además, hay 106 salones de juego, 24 locales específicos de apuestas, ocho salas de bingo, y el Gran Casino Extremadura.

CAMBIO DE TENDENCIA

En España, con datos del 2018, hay 200.654 máquinas instaladas: 158.247 en bares y cafeterías, 38.799 en salones de juego, y 3.608 en bingos, muy lejos de los niveles precrisis, cuando se superaban las 250.000. «La composición de la oferta ha cambiado, con la entrada del juego ‘on line’ y de las apuestas deportivas. Los juegos que llevan más tiempo como casinos, bingos, o máquinas en hostelería han disminuido su volumen, es decir, la gente juega menos en ellos», indica Alejandro Landaluce, director general de Cejuego. En cualquier caso, apostilla, «las máquinas de hostelería han disminuido en una proporción mucho mayor que el crecimiento del juego ‘on line’ y de las apuestas deportivas», por lo que se puede hablar de que hay «un cambio de tendencia» también en términos cuantitativos. De hecho, esgrime, «el volumen de juego en su totalidad en España es un 20% menor que en el 2007, antes de la crisis».

A nivel nacional, en el caso de las máquinas recreativas, Landaluce incide en que «actualmente hay una ligera tendencia al descenso en hostelería mientras aumentan las ubicadas en salones y bingos». En cuanto al crecimiento que han experimentado en Extremadura, este responsable de la patronal del juego privado lo atribuye a que, «como en el resto de comunidades autónomas, desde 2014, con la mejora de la economía, se para la reducción del número de máquinas y comienza un leve incremento en el número de unidades que, principalmente, van a instalarse en salas de juego».

Por último, Landaluce recuerda que, a pesar del «claro» descenso en la instalación de estas máquinas en bares y cafeterías españolas —ver gráfico sobre estas líneas—, el año pasado estos aparatos supusieron 1.025 millones de euros de ingresos netos para el sector hostelero, «lo que equivale al coste laboral de más de 50.000 empleados de hostelería». Por este motivo, apostilla «entendemos que es un canal que debemos cuidar y fortalecer, pues tiene un impacto muy positivo en las cuentas de resultados de los establecimientos de hostelería y, lógicamente, en el empleo directo de las empresas operadoras de máquinas recreativas».