En comparación a las ventas registradas en la campaña navideña del 2010, Muñoz señala que, a la espera de las operaciones que puedan cerrarse en estas últimas semanas, "la comercialización este año será probablemente algo menor". "Hay menos alegría, los distribuidores hacen los pedidos a cuentagotas, se cuidan muy mucho de almacenar porque luego no saben si van a poder dar salida a todo el producto", resalta. "Aunque la actividad se mantiene, que ya es bastante", remacha.

Muñoz destaca también que durante estos últimos años de crisis económica se ha producido un giro en las preferencias de los consumidores, que se decantan cada vez en mayor medida por los formatos más pequeños. Así, los que mejor evolución tienen son los de entre 350 y 400 gramos, mientras que en los de mayor tamaño (en torno a un kilo) es donde más se nota la bajada de la demanda.

Esta tendencia explica que en los últimos cuatro años prácticamente se haya mantenido el número de unidades certificadas por el consejo regulador, pero que sí haya bajado el de los kilogramos que se han comercializado con este marchamo.

Muñoz apunta, además, que estos quesos de menor tamaño son más complicados y caros de elaborar, lo que acaba repercutiendo en los márgenes de las industrias. Por el contrario, estos nuevos formatos han hecho que aumente su demanda para cestas de Navidad, si bien el director de esta DO aclara que, al ser un producto de "envasado y conservación delicados", el de las cestas no representa un nicho importante de mercado.

El 40% del consumo de la Torta del Casar se realiza en Extremadura y el resto se comercializa principalmente en Madrid, el arco Mediterráneo, País Vasco, Galicia y Andalucía. En los últimos años se ha conseguido entrar en el segmento de la gran distribución. "Ya se puede encontrar casi en cualquier supermercado de El Corte Inglés de España", indica Muñoz que, sin embargo, considera que aún hay que incidir en dos aspectos. Por un lado, en la exportación, "que tiene todavía poco peso específico" (solo dos de las diez queserías inscritas envían producto fuera de España) y, por otro, en las tiendas especializadas y pequeños supermercados situados fuera de las que hasta ahora han sido sus principales áreas de comercialización.

Mejoran los ibéricos

En cuanto a los ibéricos, Vidal Julio Ramos, consejero delegado de Herlusa, firma que elabora los productos de El Arroyano, señala que este año "se nota algo más de alegría" que el pasado en lo que atañe a la comercialización de estos productos. "Mi impresión es que hay algo más de movimiento", añade. Esta recuperación de la demanda, explica este empresario, se ha producido fundamentalmente en los productos ibéricos de "gama baja" (cebo), mientras que a los de bellota o a los inscritos en la DO está costando más darles salida. La principal causa de este mayor consumo, añade, ha sido una sensible bajada de los precios.

De esta forma, los estocs de las industrias están reduciéndose significativamente y, al disminuir también la cifra de sacrificios --"no se mata porque no hay dinero", sostiene--, este empresario pronostica que "en la medida en que la confianza en el consumo no se recupere, puede llegar a haber falta de producto en un par de años".

Otra firma del sector, Monsalud, ha decidido este año centrarse en desarrollar nuevas ofertas que se adapten a la actual demanda de los consumidores. Esto ha supuesto incidir en la comercialización de sobres con producto cortado a mano y envasado al vacío. "Estos formatos permiten que se pueda regalar jamón de calidad pero con menos coste que si se tuviera que comprar la pieza entera", recalca Luis Manuel Halcón, director general de Monsalud. Igualmente, esta empresa ha ideado también unos novedosos cubos se snakcs ibéricos tanto de salchichón como de chorizo.

Halcón asegura que estos regalos han tenido "muy buena acogida", lo que ha hecho posible compensar con un incremento en el número de unidades vendidas la caída experimentada en la venta de piezas.

Este tipo de formatos está pensado sobre todo para empresas que quieren hacer regalos a sus clientes. "Donde ha pegado el bajonazo es en los regalos para empleados, pero en algunos casos el regalo a clientes se acaba convirtiendo en una especie de derecho adquirido , por lo que es difícil prescindir de él". El perfil de quienes compran los productos de Monsalud es el de pequeñas y medianas empresas de nivel "alto", como bufetes de abogados. También departamentos de grandes empresas que compran de forma independiente y que "no subastan los pedidos porque no quieren fallar".

"Hemos conseguido no perder clientes que ya teníamos adaptando nuestra oferta y también ganar otros nuevos al optar por un formato que permite comprar un producto de gran calidad pero a un precio más asequible", afirma Halcón.