Tres extremeños, dos militares y un investigador científico, participan durante los próximos meses en la campaña antártica española 2002-2003, que ha sido encomendada a la Academia Logística de Calatayud y servirá para poner en marcha un campamento móvil de emergencias con el que, en sucesivas expediciones, España estará en condiciones de dar el salto al continente helado.

Trece mil kilómetros separan Extremadura de la isla Decepción, al norte de la Antártida. Allí se encuentran ya el investigador extremeño Manuel Berrocoso, profesor titular de la Universidad de Cádiz, quien se encargará de los estudios geodésicos y geofísicos del volcán activo que se encuentra en la isla, y Antonio García Ramos, militar responsable del servicio de cocina en la base Gabriel de Castilla. A ellos se sumarán a mediados de diciembre José Antonio Camacho, experto en mantenimiento de bases antárticas.

Camacho aprovechará su estancia en isla Decepción para probar equipos y materiales, conocer sus resultados para aplicar su experiencia en otras misiones del Ejército español. Para este militar extremeño es su sexto viaje a la Antártida. "Mi participación en las mismas me ha reportado un gran enriquecimiento profesional y una gran experiencia humana por el nivel de convivencia que se llega a adquirir viviendo en condiciones tan extremas", asegura.

Hasta ahora, la presencia española en la Antártida, que se inició a fines de los años 80, se ha limitado al perímetro del continente, donde se han montado dos bases. Pero el interior del Polo Sur sigue siendo una auténtica Terra Incognita que, a falta de instalaciones permanentes, requiere medios de gran complejidad para ser abordado en condiciones.

TRABAJO EN EQUIPO

Un equipo compuesto por veinte militares y diecinueve científicos civiles, bajo el mando del comandante José Manuel Vivas, permanece desde ayer y hasta mediados de marzo (el verano austral) en la base Gabriel de Castilla de isla Decepción, un volcán de 45 kilómetros cuadrados que forma parte del archipiélago de las Shetlands del Sur y está a 1.500 kilómetros de las costas americanas.

El equipo militar se encargará de proporcionar apoyo logístico a los científicos. Su cometido será mantener las instalaciones, garantizar el aprovisionamiento y facilitar el transporte de los investigadores por el entorno de la isla. "El campamento móvil que se montará este año en las cercanías de la base --precisó el comandante Vivas-- responde a la demanda que plantean los científicos, que necesitan contar con medios para hacer incursiones por el continente".

El brigada extremeño José Antonio Camacho, experto en mantenimiento de instalaciones antárticas, indicó que el campamento móvil "está compuesto por dos iglús de fibra de vidrio, de fácil transporte y montaje y capaces de soportar las temperaturas extremas y los fuertes vientos de la Antártida".