Con las unidades militares que encabezan el avance aliado hacia Bagdad cavando trincheras y preparándose para pasar una larga temporada en el desierto, la operación Libertad Iraquí volvió su mirada a Basora, la segunda ciudad del país, al sur, cuya captura constituiría un revulsivo moral para sus tropas. La Séptima División Acorazada británica intensificó sus esfuerzos para lograr lo que los mandos militares de EEUU y Gran Bretaña denominan una "ocupación benigna" de la localidad, al capturar ayer a un general de las fuerzas paramilitares que defienden Basora y a otros cinco altos oficiales.

Tarde o temprano, los marines británicos que asedian la localidad por el sur y el sureste, especialmente entrenados para hacer frente a tácticas de guerrilla urbana, deberán irrumpir en Basora, lo que podría disparar el número de bajas civiles. De momento, prefieren seguir la estrategia que un analista militar denomina como "el gato y el ratón" en los alrededores del casco urbano, intentando descabezar a los símbolos y a los elementos leales al régimen de Sadam para regresar después inmediatamente a sus posiciones.

Tras destruir el sábado dos estatuas de Sadam Husein, ayer fue capturado un general de las fuerzas paramilitares que se han atrincherado en el centro de la ciudad, según afirmaron fuentes oficiales de la operación militar. También fueron arrestados otros cinco oficiales iraquís, mientras que un coronel de la Guardia Republicana resultó muerto en los enfrentamientos registrados durante la jornada.

Dos centenares de hombres leales a Sadam fueron hechos prisioneros, siempre de acuerdo con fuentes militares de la coalición aliada. Debido a la intensidad de los combates en el sur de Irak, las organizaciones humanitarias no se atreven a penetrar en la región.