Una grandísima oportunidad echada al traste. Incapaz aún de poner en cifras el impacto económico del boicot aéreo, el sector turístico se teme lo peor. Las pérdidas consignadas en esas 24 horas sin aviones serán muy superiores a las que el pasado abril provocó diariamente la erupción del volcán islandés Eyjafjalla, aseguran los damnificados. El que se apuntaba como "un puente fantástico, con grandes ocupaciones hoteleras en toda España" ha quedado reducido a un "desastre sin parangón". Hosteleros, aerolíneas y agencias de viajes esperaban que estos días los miles de clientes previstos les permitieran resarcirse --al menos en parte-- del descenso de ingresos registrado este año de contención. "Después de la crisis y del volcán, solo nos faltaba esto", se lamentaba ayer Marián Muro, presidenta de la Associación Catalana de Agencias de Viajes (ACAV). Lo peor y lo más difícil de reparar: la mala imagen que se ha dado. La situación tardará entre 24 y 48 horas en normalizarse, según previsiones del Ministerio del Interior.

Las aerolíneas españolas y las extranjeras, pueden dejar de ingresar más de 80 millones de euros a causa del parón en los vuelos. La estimación final dependerá de la evolución del tráfico aéreo en los próximos días. A esta cifra habría que sumar los gastos para afrontar por las medidas extraordinarias para atender a los pasajeros y las devoluciones de los billetes de los viajeros que hayan decidido no volar. Ninguna compañía se atreve a aventurar cuánto tiempo tardará en normalizarse la situación.