Actualmente, tres tipos de impuestos gravan el automóvil en España. El de adquisición de vehículos y matriculación recauda un 16,6%, el especial sobre hidrocarburos consigue un 71%, mientras que el Impuesto de circulación aporta un 8% de los 21.000 millones de euros que el Estado se embolsa anualmente gracias a estas tasas.

La intención de la Unión Europea es que esta situación cambie próximamente. Los impuestos que gravan la adquisición de un coche (IVA y matriculación) deberían ser abolidos, según reclama el Ejecutivo comunitario, mientras que aquellos que imponen cargas sobre su uso (como el de hidrocarburos) tendrían que armonizarse entre los estados miembros.

La Unión Europea pretende eliminar el impuesto de matriculación en un periodo de 5 a 10 años e incrementar la tasa de circulación, reforzándola a través de criterios medioambientales que disminuyan la emisión de CO2. Sin embargo, esa transición en España será complicada, ya que la matriculación es competencia de las comunidades autónomas y el impuesto de circulación es competencia de los ayuntamientos.