La importancia del viñedo en la agricultura extremeña, y por tanto en la economía regional, queda de manifiesto si se atiende a unas pocas cifras: el cultivo de uva para vino y su transformación genera en la producción final agraria extremeña casi cien millones de euros anuales (ayudas al margen) lo que convierte a este sector en el más fuerte de la región en cuanto a valor de la producción junto con el olivar, por delante del tomate para transformado (80 millones de euros de producción final agraria) o el maiz (86 millones de euros).

Según los últimos datos oficiales disponibles, esto supone que la vid acapara casi el 12% del valor de la producción agraria en Extremadura.

Pero además, de este sector dependen 10.000 productores extremeños y las industrias vitivinícolas dan empleo a un millar de personas, además de generar 20.000 empleos indirectos y millón y medio de jornales por campaña.

Extremadura cuenta en este momento con algo más de 90.000 hectáreas de viñedo, dedicadas casi en su totalidad a la producción de vino, ya que para uva de mesa apenas se emplean 250 hectáreas. La producción está muy centrada en la provincia de Badajoz, que suma 85.500 hectáreas, agrupadas además en zonas muy concretas, como es la de Tierra de Barros, donde el cultivo y la industria de transformación son los motores de la economía.

En el panorama nacional, Extremadura es la segunda productora de vinos, con 4,4 millones de hectólitros, sólo superada --aunque de manera muy clara-- por Castilla-La Mancha, que produce casi 20 millones de hectólitros en sus cerca de 570.000 hectáreas de vid. La Comunidad Extremeña está muy cerca de la valenciana en cuanto a tierras destinadas a viñedo, pero la producción de Extremadura es muy superior, ya que Valencia se queda en poco más de tres millones de hectólitros. Mientras, en Cataluña la producción es de 3,3 millones de hectólitros y en La Rioja, con menos de la mitad de hectáreas de vid que Extremadura, se producen 2,2 millones.

En toda España la producción de vino ronda los 42,5 millones de hectólitros, de manera que las viñas extremeñas aportan aproximadamente el 10% de los vinos españoles.