Guillermo Fernández Vara tomó posesión ayer como presidente de la Junta en un acto celebrado en el Patio Noble de la Asamblea y con un discurso que estuvo plagado de referencias al futuro --que llamó a "conquistar" entre todos--, a su familia y a la figura de su predecesor en el cargo, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. A las ocho y dos minutos de la tarde, Fernández Vara, visiblemente emocionado, prometía el cargo con la fórmula ritual y se convertía en el segundo presidente extremeño de la historia autonómica.

En su intervención, Vara arrancó agradeciendo a su familia que acceda a ceder parte de su tiempo "para que yo pueda formar parte de esta gran familia que se llama Extremadura". También aludió a la identidad, "porque aquí, querido ministro --dirigiéndose a Jordi Sevilla-- no tenemos problema de nombre, somos extremeños y españoles" y al sentido de pertenencia a una tierra que en los últimos 25 años ha conseguido "que ese sitio que nos tenía reservado la historia a l,os extremeños no se cumpliera".

En este recorrido, recordó el papel protagonista de Ibarra, cuya labor "reivindicaré cada día" y la decisión de los extremeños de dar estabilidad política para conseguir un mayor desarrollo.

"Me comprometo a seguir por esa estela", señaló, y agregó que su mayor aspiración es mantener el modelo de convivencia sin descuidar el crecimiento económico.

Fernández Vara comentó: "Llegamos al poder por los votos que te dan los que te apoyan, pero luego eres presidente de todos, y a partir de hoy soy el presidente de todos los extremeños, porque aquí no sobra nadie".

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