«La palabra tren para los extremeños es en estos momentos, y lo seguirá siendo hasta que se repare, sinónimo de afrenta y vergüenza histórica. No queremos ni una promesa más. Extremadura solo acepta ya realidades». Son palabras del presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, pronunciadas ayer en la Asamblea extremeña durante su discurso institucional con motivo de los actos de celebración del Día de Extremadura. Palabras que llegan después de que el ministro de Fomento, José Luis Ávalos, dijera el jueves respecto a la situación de las infraestructuras ferroviarias en la región que «un tren o es digno o no es tren, por lo que no entiendo lo del tren digno», en relación a la reclamación que la sociedad civil y política extremeña vienen haciendo desde hace años. Además, el jefe del Ejecutivo autonómico anunció que en la entrevista que mantendrá próximamente con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le solicitará «un plan especial de empleo para Extremadura»; y que también le va a proponer por escrito la convocatoria de la Conferencia de Presidentes para abordar la necesidad de dos pactos de Estado, uno sobre «los desafíos demográficos y territoriales» ante el problema de la despoblación, y otro sobre el «cambio climático».

Los presentes en la Cámara escuchan el pie el himno de Extremadura a cargo de Raquel Sandes, ayer.

Y es que, a su juicio, «las migraciones exteriores entre países son hoy uno de los principales retos» de la sociedad, y las migraciones interiores entre regiones y entre municipios «uno de los más significativos retos en forma de despoblación» que, junto a la cuestión demográfica, conforma «el par de asuntos que deberían estar en todas las agendas públicas». Se trata, ha insistido, del «problema más grave» que tienen España y Europa actualmente, que «no puede ni deben esperar a que se solucione».

Además, en una clara referencia a la cuestión territorial, Vara lamentó «la ausencia de políticos y de políticas en el mundo que intenten aunar a las personas en torno a valores comunes» y criticó corrientes que intentan «dividir en torno a identidades, creencias o razas». A este respecto, aseguró que «quienes manejan ideas absolutas en política, ya sean de izquierdas o de derechas, hacen imposible el diálogo, y con ello la democracia verdadera», porque «uno no puede aspirar a obtener el cien por cien de lo que quiere todas las veces», y «hacer concesiones no significa abandonar los principios, sino aferrarse a ellos para poder sostener un debate democrático serio».

CAMBIOS EN 35 AÑOS // El presidente extremeño insistió en que es de los que piensan que «Extremadura se construye cada día desde sus municipios, desde sus ayuntamientos, desde su universidad, desde sus colectivos sociales, desde sus instituciones, desde sus hogares».

En este sentido, detalló algunos «cambios» producidos en los 35 años de autonomía regional, tales como que en 1983 el 12% de la población era analfabeta y el 68% solo tenía estudios primarios; y en la actualidad, el 60% tiene estudios medios y superiores; la tasa de ocupación femenina ha pasado del 18% al 38%; o que la comunidad ha pasado de recibir 180.000 turistas a 1.800.000 en este período, mientras que el PIB per cápita ha avanzado desde los 2.300 euros a los 17.262.

Asimismo, destacó los avances en materia de igualdad de género y de defensa y respeto de las personas con discapacidad y sus derechos; pero «lo más importante de la autonomía fue la autoestima» que adquirió el pueblo extremeño, sentenció, para acabar su discurso invitando a todos los asistentes a lanzar vivas por Extremadura y por España.

VALORACIONES POLÍTICAS // Antes de Fernández Vara, intervinieron los distintos grupos parlamentarios.

El presidente del PP extremeño, José Antonio Monago, reiteró que ahora hay «una Extremadura de doble rasero», algo que no le gusta, al considerar que cuando gobierna el PP las reivindicaciones de la comunidad, ya sea por el ferrocarril o por dar una solución al desempleo, tienen mayor intensidad que ahora con el PSOE en la Moncloa. «No fuimos a Madrid a patalerar por el tren para luego olvidar», reivindicó. «Es una culpa compartida», reconoció, pero «no podemos hacer una Extremadura de doble rasero», matizó. Al igual que con la situación del empleo, con «culpa también compartida», señaló. «Hay que reivindicar siempre, gobierne quien gobierne, por eso no me gusta la Extremadura del doble rasero», lamentó; mientras abogó por definir «un modelo para Extremadura», para que «esté quien esté» gobernando «demos todos lo mejor de cada casa» en materia de infraestructuras, empleo, sanidad y educación. Respecto al desafío catalán, indicó que «se arregla con más unión, y sobre todo con más institución».

Por su parte, el portavoz de Podemos, Álvaro Jaén, leyó textos del escritor Víctor Chamorro referidos a la lucha por los derechos más esenciales que supuso la fecha del 25 de marzo de 1936, cuando 65.000 campesinos ocuparon unas 3.000 fincas para dejar atrás una explotación y liderar la idea de que la tierra debe estar en manos de quien la trabaja. Aquel «ejército de arados y aperos son ahora nuestros pensionistas, que salieron a manifestarse por unas pensiones más dignas; son la gente que mañana (por hoy) viajará hasta Madrid para exigir un tren digno», en alusión a la manifestación convocada por ‘Milana Bonita’. Y es que, espetó, «los humildes saben ganar»; para concluir con un «feliz 25 de marzo» para la región.

Desde Ciudadanos, su portavoz, María Victoria Domínguez, defendió «apoyar lo que sabemos hacer bien», reclamó un sistema de financiación autonómica más «solidario», y subrayó que «los secesionistas no tienen sitio en España».

El acto comenzó con palabras de la presidenta de la Cámara, Blanca Martín, que apeló a «llenar de buena voluntad el renacimiento extremeño», y acabó con la interpretación del himno de Extremadura a cargo de Raquel Sandes, que lo cantó también en portugués.