La estela del Prestige sigue tiznando el Cantábrico. El fuel llegó ayer a Vizcaya, donde a media tarde se detectaron manchas en seis playas. Además, cientos de pegotes de un metro cuadrado embadurnaron la costa de Santander e inundaron los 800 metros de longitud del arenal de El Sardinero. Los restos de la marea negra también alcanzaron seis playas del litoral asturiano, y a última hora de anoche ya invadieron las principales playas de Gijón, como San Lorenzo y Poniente.

El Gobierno vasco reconoció que la situación podría empeorar durante los próximos días. Su portavoz, Josu Jon Imaz, aseguró que se han organizado ya sistemas para la recogida y almacenamiento del fuel. Sin embargo, la diputada de Medio Ambiente de Vizcaya, María Esther Solabarrieta (PNV), llamó a la calma porque "la situación está bajo control".

La bajamar sembró de grumos oscuros la playa de Sopela. Un vecino de la localidad dio la alarma a primera hora de la mañana y el helicóptero de la Ertzaintza no tardó en comprobar que unas 200 manchas pequeñas se acumulaban en la zona del Abra exterior, en el puerto de Bilbao. A 100 millas de la costa se localizó una gran mancha que parecía dirigirse hacia Francia. "Todo apunta a que es fuel del Prestige lo que llega ya a nuestras costas", subrayó.

A media tarde, eran ya seis las playas que acumulaban densas manchas negras: la Arena, en Muskiz; Azkorri, Ereaga y Arrietara, en Getxo; Atxibiribil y La Salvaje, en Sopela, y el arenal de Bakio. Varias aves en todos esos puntos volaban con restos de hidrocarburo. Los ayuntamientos establecieron un dispositivo, pero sólo en tres playas se recogieron con palas las enormes bolas negras.

Los especialistas recogieron muestras de las manchas. Los análisis tardarán varios días en confirmar oficialmente si se trata de la misma plaga que asola la costa gallega.