El informe del Instituto de Estudios Fiscales abunda en que la pretensión de romper la caja única de la Seguridad Social y que cada región gestione el suyo no resolvería el problema. El riesgo que planea sobre el sistema es que se basa en un trasvase de fondos intergeneracional, es decir, que una generación cotiza para que cobre la pensión la generación anterior.

En este escenario, y dado que la esperanza de vida después de la jubilación ha subido de 14 a 19 años en cuatro décadas, la generación que cobra pensiones las percibe durante más tiempo, y además cada vez son más. De este modo, las cotizaciones de la siguiente generación se terminarán revelando insuficientes.

Con este panorama, el superávit actual de la Seguridad Social se convertirá en déficit hacia el 2015. Un informe de La Caixa asegura que el fondo de reserva permitirá aguantar la situación, como mucho, un lustro. A partir de ahí, la caja de la Seguridad Social no podrá afrontar por sí misma los pagos de pensiones.

Nadie se salvará de esta situación. Así, las comunidades más pujantes acabarán sucumbiendo. Por citar tres de los ejemplos más relevantes, el País Vasco tiene ahora un déficit de 164 millones, que se incrementará hasta casi 4.000 millones en diez años. En Madrid, el superávit de 4.726 millones caerá hasta los 3.000 millones, y seguirá bajando. Cataluña, que ahora presenta unos excedentes de 2.538 millones, llegará con lo justo al 2015, donde el superávit apenas será de 450 millones.

En Extremadura, por cada pensionista hay 1,8 cotizantes. La media española es de 2,4. Galicia, Castilla y León, Cantabria y Asturias presentan peores ratios que el de los extremeños.