"La gente está muy afectada, esto ha sido un palo tremendo y hay una sensación de abatimiento, porque nadie se explica lo que ha ocurrido". Así describía ayer Víctor Morera, alcalde de Oliva de la Frontera, el ambiente que se vivía en la población.

Tras lo sucedido, lamenta amargamente que esta localidad tenga que ser protagonista de la crónica negra. "Todos los días ocurren cosas de este tipo. En la hemeroteca se puede comprobar que en las ciudades hay casos tremendos de agresividad y de violencia, pero parece que cuando ocurre en el medio rural, le buscamos con un morbo especial explicaciones que no tiene, por desgracia". Añade que "son hechos que tienen que ver con una locura pasajera de una persona, que por desgracia ocurren en otros lugares, podía haber sucedido en cualquier otro lado y nos ha tocado a nosotros".

Oliva ha sido durante estos dos días tomada literalmente por los medios de comunicación, una situación a la que los vecinos no están acostumbrados. "Los oliveros --dice su alcalde-- nos sentimos mal por tener que ser noticia por un hecho como éste, porque hay muchas cosas buenas que contar de Oliva y nos disgusta".

Víctor Morera conocía a José Manuel Aguedo, porque antes de ser alcalde, su profesión es la enseñanza y hace muchos años lo tuvo como alumno. "Era --describe-- como muchos en el pueblo, una persona que a lo mejor podía llegar a un bar y tener una reacción que te podía resultar extraña porque hablaba un poco alto, pero jamás fue agresivo con nadie, jamás hizo nada que llevara a pensar esto ni algo parecido". Para el alcalde, como para los vecinos, el desarrollo de los hechos está claro, pero "lo que no sabremos nunca es cómo se le han cruzado los cables a esta persona".