Por cumplir los criterios técnicos o ser una de las candidaturas más claras, Villar de Cañas (Cuenca) y Yebra (Guadalajara) se perfilan como dos de las localidades favoritas a albergar el ATC, frente, eso sí, a la tajante oposición de la Junta de Castilla La Mancha, con el socialista José María Barreda a la cabeza, que incluso ha liderado alguna manifestación contraria a la instalación.

Con los aspectos que se barajan ahora, Villar de Cañas parece el candidato con más opciones, ya que está muy bien comunicada y no presenta riesgos sísmicos ni de inundaciones, así como tampoco incluye espacios protegidos, si bien el Gobierno manchego alega que limita con una zona natural. Por su parte, Yebra es, con Ascó, la localidad que antes anunció su candidatura y que más tiempo lleva sopesando esta opción por lo que, junto con su céntrica ubicación, siempre aparece en las quinielas para acoger el ATC, si bien no sale tan bien parada cuando se analizan sus criterios técnicos.

Entre ellos destaca su lejanía a las vías de comunicación --está a 38 kilómetros de la autovía más cercana (la A-3) y carece de ferrocarril, así como su proximidad a un núcleo de población importante (se encuentra a 49 kilómetros de Alcalá de Henares) y de dos aeropuertos (tiene el de Barajas a 55 kilómetros y a 44 la Base Aérea de Torrejón de Ardoz). Asimismo, es una zona de cierto riesgo, como ha alegado la Junta de Castilla la Mancha, e inundable (en 1995 fallecieron diez personas por este problema). Por el contrario, se valora positivamente su posición céntrica respecto a las centrales nucleares españolas.

La lejanía a estas es precisamente uno de los pocos contras de Villar de Cañas (está a 100 kilómetros de Trillo), junto con la afección de vías pecuarias en varias zonas de su término y dos elementos interés cultural.

En lo que coinciden los dos candidatos manchegos es en contar con la frontal oposición del PSOE en esta comunidad, que sostiene la Junta y aprobó una moción en este sentido en el Parlamento autonómico, si bien esta no contó con el respaldo del PP. El partido de la oposición declinó "declarar antinuclear Castilla La Mancha" por considerarlo "un discurso trasnochado del socialismo más rancio", insistiendo en que es el Gobierno central el que debe tomar la decisión.