Guadalupe es, hoy por hoy, la Virgen que más fieles arrastra en el mapa mundial del Catolicismo, muy por delante de las devociones mostradas a imágenes como Lourdes o Fátima.

Su condición de patrona de América es inexcusable para que se contabilicen por miles los intentos de manipular distintos episodios con el propósito de ´santificar´ supuestas apariciones o milagros. El 12 de diciembre de 1999, el Papa Juan Pablo II visitó el santuario de la Virgen en la ciudad de México y proclamó este día con el rango litúrgico de Fiesta para todas las Américas.

Según los sondeos públicos que maneja la Santa Sede en torno a la implantación del Catolicismo en el mundo, casi tres cuartas partes de sus devotos son hispanos y de éstos, casi la mitad considera a Guadalupe como su Virgen de referencia, lo que agrupa a casi 250 millones de personas.

Es por esta razón contable, según se justifica en el informe del Vaticano, por la que la patrona de las Américas se sitúa primera en el ´ranking´ de los falsos testimonios por parte de "rocambolescos" timadores.

CASOS SOBRENATURALES

Sanaciones y apariciones de la Virgen inexistentes u otros fenómenos sobrenaturales se apilan en el archivo vaticano; casos investigados en su día y que, al final, quedaron sin resolver o no tuvieron la suficiente consistencia en cuanto a su veracidad, por lo que no pudieron ser ´homologados´ por la Iglesia.

La imagen negra de México no escapa, incluso, a las dudas de los más agnósticos científicos que, incluso, han comparado la revelación al indio Juan Diego como una fábula más en el marco de la colonización.

La aparición de Guadalupe en el cerro de Tepeyac, cerca de la ciudad de México, se relata en un texto del siglo XVI. En este escrito se cuenta cómo la imagen se reveló en tres ocasiones a un indio llamado Juan Diego, al que la Virgen instó a que sirviera de correo a las autoridades eclesiales de la zona para que levantaran allí un templo en su honor. Para vencer el escepticismo del obispado, la Virgen imprimió su imagen en el poncho del indio, lo que corroboró el milagro ante la curia católica.

Desde ese día, los hechos acaecidos se extendieron por toda Latinoamérica y, en cada lugar, la figura se fue mezclando con otros episodios históricos de los pueblos precolombinos.

Esta enorme expansión del mensaje divino fue tal que dio lugar a innumerables supuestas apariciones, la mayoría de ellas falsas, según consta en el informe al que ha tenido acceso EL PERIODICO EXTREMADURA.

INVESTIGACIONES CIENTIFICAS

Según prestigiosos historiadores, la aparición de la Señora fue un paso más para completar el proceso de sometimiento político; una etapa en la que el catolicismo comenzó a desmantelar las creencias de la cultura azteca. Es más, se habla de que la imagen de piel morena fue una "fábula creada para permitir a los indios seguir adorando a su propia diosa", según se explica en un documento del abad Schulemburg.

En lo que respecta a la imagen impresa en el poncho de Juan Diego, que aún se conserva en el santuario, existen dudas sobre su autenticidad. Expertos de la NASA, por su parte, atestiguan sobre la imposibilidad de que fuera dibujada por una persona, ya que, si se digitaliza y se amplía la pupila de la figura virginal miles de veces, se pueden captar imágenes que están fuera del alcance del ojo humano. Sin embargo, otros investigadores, tras examinar el manto, aseguran que no se trata de una pintura, sino de tres pinturas sobrepuestas, y una de ellas está hasta firmada y fechada.

Pese a los innumerables intentos de utilizar la figura de la Virgen para dar falsos testimonios en torno a fantásticas revelaciones, el propio Papa Juan Pablo II siempre ha mantenido a Guadalupe como la santa de referencia de toda la cristiandad hispana y así lo ha mantenido a lo largo de todo su pontificado, en el transcurso del cual ha tenido lugar la santificación del indio Juan Diego, un acto que movilizó a millones de personas de toda Latinoamérica, donde la fe católica abarca el 98 por ciento de la población total, según las fuentes recogidas de la Santa Sede.

Del total de testimonios recogidos por la curia, tan sólo un caso de cada 1.400 que se investigan tiene matices de veracidad y, aún así, siempre queda la duda razonable antes de que el propio Vaticano reconozca si el relato obedece realmente a una obra divina.