Al parte médico o de alta hospitalaria se unirá una factura con el coste de la hospitalización, la atención y los servicios sanitarios que haya necesitado. No se asuste, no tendrá que abonarla, su cometido será solo informar. Informar para concienciar de lo costoso del servicio que le habrán prestado con el único fin de racionalizar el gasto y acudir al médico solo cuando sea necesario. Esta idea pactada el pasado marzo por el Consejo Interterritorial de Sanidad, formado por el ministerio y las consejerías, se empezará a poner en marcha después del verano, según anunció la pasada semana la ministra Trinidad Jiménez.

A partir de septiembre el ministerio presentará una propuesta definitiva para la extensión de dicha factura, llamadas ´factura en la sombra´. "Es una obligación del Gobierno", explica Jiménez, dar a conocer el coste real de los servicios sanitarios recibidos para que "el usuario sea consciente de a qué va destinado el dinero público, sobre todo en sanidad", a lo que la Junta de Extremadura destina uno de cada cinco euros de su presupuesto.

El Servicio Extremeño de Salud estudiando implantar la medida, pero "aún no hay nada decidido", aseguró el director del SES, Ceciliano Franco hace unos días. Su propuesta es trasladar primero la idea a las farmacias para moderar el incremento del gasto farmacéutico. Esto es "más prioritario" ahora en la sanidad extremeña para garantizar la sostenibilidad del sistema.

LOS PRECIOS El listado de tarifas dadas a conocer por el SES a este diario incluye el precio de los 25 procesos más frecuentes en el ámbito hospitalario. Solo atender todos los casos de las diez causas de hospitalización más comunes en la región costó al Sanidad casi 59 millones de euros. La mayoría de los procesos habituales supera los 2.000 euros de media, como un parto sin complicaciones, el año pasado se realizaron más de 5.400; una otitis (931 procesos) o la Epoc --Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica--. Otros superan con creces este coste, como es el caso de los transtornos respiratorios, infecciones o bronquitis (2.370 altas), los segundos procesos más frecuentes en los hospitales extremeños, que superan los 5.000 euros de media; la arritmia cardiaca, los 7.000; o la reimplantación de articulaciones, que supone al sistema un coste mayor de 10.000 euros y se atienden más de mil al año. Basta con echar cuentas.

El SES también informa de los procesos más costosos, y algunos muy poco extendidos. El tratamiento de un neonato que al nacer pesa menos de 750 gramos cuesta al SES casi 72.000 euros, el año pasado solo hubo un caso. Otro se atendió también por quemaduras extensas de tercer grado, con un coste similar, 69.500 euros. Un trasplante de médula ósea ronda los 60.000 euros (61.000 cuando el donante y receptor son el mismo individuo y 56.000 si el donante es otra persona) y uno de hígado, 39.000 euros. El año anterior se realizaron 18 trasplantes de médula y diez hepáticos.

Pero hay otros precios sin pisar el hospital que calcula la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública con las referencias del 2005 de que dispone. Pasar un día por la consulta del médico de cabecera cuesta alrededor de 60 euros, en torno a un 40% más y acudir al especialista sobre los 170 euros en primera consulta y unos 100 las revisiones sucesivas. Cada salida de una unidad medicalizada supera de media los 1.100 euros, dependiendo de la zona. Coria y Navalmoral de la Mata incrementan este precio por la extensión que atienden. Así los costes también varían de unas comunidades a otras. "Las más pobladas tienen costes más baratos".

Conocer que pasar un día completo en el hospital supone un coste de unos 600 euros de media, con las pruebas médicas estandarizadas que se le hacen al paciente, o que si la estancia es en la Unidad de Cuidados Intensivos la cifra se incrementa a los 1.700 euros al día, despertará sorpresas en muchos pacientes, y entre muchos profesionales, a los que también debería ir dirigida esta medida según el portavoz en Extremadura de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, Remigio Cordero. "Puesto que son estos los que deciden una determinada prueba, intervención o medicación, no el usuario, y la gran mayoría desconocen estos costes".

EL COSTE ADMINISTRATIVO Por tanto se trata de concienciar únicamente, pero no a cualquier precio. "Hay que reflexionar si una solución para racionalizar el coste puede convertirse en un problema", opina Cordero. Se refiere a que poner en marcha este plan suponga incrementar el coste administrativo. "Si a cada usuario hay que dar una factura personalizada aumentarán los costes administrativos al tiempo que añadirán trabajo burocrático al tan cargado personal de atención primaria".

Por estas razones Cordero se muestra escéptico."La eficacia de la factura en sombra es más que cuestionable como medida para racionalizar el gasto pero es buena para que el usuario conozca en qué se gasta el dinero público". En este sentido asegura que puede tener especial incidencia en el entorno rural. "En los pueblos pequeños estaría bien que el ciudadano supiera que la sanidad privada nunca se plantearía hacer negocio y que solo el sistema público es el que presta atención, sería una alianza en defensa del sector".

LA POLEMICA DEL COPAGO La ´factura en la sombra´ ha sido entendida por varios colectivos del país como la antesala del sistema de copago sanitario del que se ha venido hablando en las últimas semanas. El Ministerio de Sanidad descarta que esta factura se pueda interpretar como el primer paso del copago, que en España ya tiene su fórmula a través del pago del 40% de los medicamentos por parte de los trabajadores. Lo que sí propone a las comunidades autónomas es subir un impuesto autonómico (como el de las gasolinas) para sufragar la sanidad pública y reducir el déficit.

Extremadura ya ha anunciado que aplicará el llamado céntimo sanitario , lo que permitirá obtener en la región unos 20 millones de euros destinados al sistema sanitario, pero nada del copago. "Es inevitable que el ciudadano perciba la ´factura en la sombra´ como la antesala, pero el coste no tiene comparación", concluye Cordero.