Las circunstancias laborales llevaron a Francisco Ortega a decidirse por opositar. Antes del verano pasado, a este emeritense de 35 años se le acabó el contrato en un centro escolar y decidió aprovechar la oportunidad de mejorar. "Tenía tiempo para intentar sacarme las oposiciones de Secundaria que ya me había planteado en alguna ocasión", señala. Y llegó el momento. Tras el verano comenzó a perseguir su meta: obtener una de las 25 plazas convocadas en la especialidad de psicología. "Hay que se realista, es difícil porque hay muchos interinos con experiencia, pero si no vas a por todas no consigues nada".

Algo perdido porque es la primera vez que se presenta, decidió optar por tener la ayuda de una academia. "Es imprescindible porque sabe cómo tienes que prepararte y es también una forma de obligarte porque hay que ir a por el 10, la competencia es alta", "más ahora con los recortes laborales y la dificultad de optar a un puesto bien remunerado y estable". Por eso afronta el último mes que le queda para estudiar con ilusión. Es clave para no desanimarse, "hay que tomárselo en serio y tener constancia".