Apareció en el Rectorado de la Uex en el campus pacense con su amigo y compañero Ramón Ropero y dos escoltas. Les salieron al encuentro los vicerrectores de Profesorado, Antonio Hidalgo, y el de Planificación y Servicios, Agustín García, que le dieron la bienvenida y le acompañaron al interior. Relajado, después de haber sobrevivido a la mudanza "que he hecho con mi mujer, y si hemos podido hacerla sin divorciarnos es que ya no nos divorciaremos en la vida", el primer presidente de la Junta de Extremadura durante 24 años presentaba en Secretaría la documentación para retomar su actividad docente, mientras se celebraba el primer Consejo de Gobierno de Vara en Mérida.

La llegada de Ibarra causó expectación; muchos trabajadores y alumnos que hacían la preinscripción se arremolinaron picados por la curiosidad de ver a un presidente de vuelta a la universidad, obediente --"voy a dar clases de lo que me digan"-- y expectante; no como un primerizo, pero casi.

Cuando se le abordó, bromeó pidiendo que llamasen de usted "porque estamos en un centro universitario". Cuando una periodista le preguntó si le podía llamar presidente, respondió: "Puede llamarme como quiera", y recordó: "El decreto dice que la condición y el tratamiento de presidente es de por vida.".

Su vuelta a la universidad no es porque él quiera, "debo; en mi casa tenemos la mala costumbre de comer todos los días". Y confesó que "lo de trabajar me gusta más bien poco, pero hay que ganarse la vida".

Preguntado si ha hablado con alguien para impartir clases o seminarios sobre temas políticos, afirmó que no ha abordado "nada con nadie. Vengo a incorporarme y haré lo que la universidad considere oportuno, daré la asignatura que me digan, y si no la hay libre y quisieran darme una optativa, estaré encantado de hacerlo, siempre que sepa. Si me encargan que dé Ecología, pues no podré hacerlo; ahora, sé algo de financiación autónomica, de autonomías, de sistemas federales".

También aclaró que no aspira "a cambiar la universidad, para eso está el equipo rectoral; pero sí intentará cambiar "!la mentalidad de mis alumnos para que salgan de aquí pensando que se pueden comer el mundo sin necesidad de esperar a que alguien les contrate". Sí solicitará los tres meses para reciclarse que prevé la ley para quienes han estado en servicios especiales.

Juan Luis Torres, administrativo, explicó después que Ibarra llevó "toda la documentación preparada. Imagino que le habrán informado en Personal, aunque no es complicado". Torres se mostró sorprendido, porque "se rumoreaba y se hablaba, pero la verdad es que hasta que no entregara los papeles no lo creeríamos", explicó.

Cuando se le pidió una valoración del nuevo Consejo de Gobierno, Ibarra respondió: "Es el mejor que tiene Extremadura, porque es el del presidente y él es el que sabe lo que quiere y lo que necesita", y recordó a quienes dicen "que quedan cuatro de mis consejeros", que se olvidan "del principal, del presidente, y con él son cinco".

La Oficina del Expresidente ya está funcionando "creo, aunque yo no la conozco todavía", dijo, y este año se quedará en Mérida, porque no quiere que su hija cambie de instituto a mediado de ciclo. Contará con tres personas, una de ellas Román Bolaños, su secretario, "que me ha solucionado la vida estos 30 años y espero que me la siga solucionando en aquellos aspectos que yo no domino bien".