Wall Street cerró ayer con un nuevo desplome del 5,85%, marcado por el miedo general a los efectos económicos del coronavirus, convertido oficialmente en una pandemia a los ojos de la Organización Mundial de Salud (OMS). El indicador neoyorquino así como el S&P 500 ceden más de un 20% de su valor desde máximos registrados en el mes de febrero. El mercado neoyorquino tuvo ocasión de influir sobre los parquets europeos que cerraron con pérdidas superiores al 3%, salvo en el caso del Ibex 35 español que se dejó el 0,3%, por debajo de los 7.400 puntos, mínimos desde agosto del 2012, gracias a una momentánea recuperación del sector financiero.

La ausencia de un paquete de estímulo económico por parte del Gobierno de EEUU y un informe de Goldman Sachs vaticinando mayores consecuencias económicas de lo previsto pesaron sobre el ánimo de los inversores. En el parquet neoyorquino cotiza el escepticismo sobre el plan de estímulo de Donald Trump para combatir el brote de coronavirus. Las expectativas de que Trump anunciará medidas de estímulo «importantes» ayudaron a Wall Street a recuperarse el martes de una venta masiva a principios de la semana. La rápida propagación del virus ha impulsado a los bancos centrales y a los gobiernos a implementar medidas para amortiguar sus consecuencias. El Banco de Inglaterra se convirtió en el último banco central en reducir las tasas de interés, mientras EEUU no actúa todavía.

Además, un informe del banco de inversión Goldman Sachs que afirma que los bancos europeos verán caer sus beneficios en unos 30.000 millones de euros entre el 2020 y el 2023, lo que supone alrededor de un 7% de las ganancias del sector, como consecuencia del impacto del brote, incluyendo un impacto negativo de 16.000 millones para las entidades de la zona euro, de los que aproximadamente 3.900 millones corresponderían a los bancos de España y Portugal. Goldman Sachs prevé las peores previsiones de ingresos.