Se ha dedicado toda la vida a informar, primero desde Extremadura, luego para todo el país desde Madrid, desde donde ve a Extremadura como un "pueblo joven, en marcha", una tierra que ha dejado de exportar estereotipos. "Ya no los hay, si alguien los tiene, ese es su problema".

Presume de tierra extremeña, a la que conoce gracias a su trabajo, y a la que también echa de menos, aunque asegura que la nostalgia extremeña es la mejor que existe, porque se cura con "buen jamón y buen vino". Esta distinción le llega al comienzo de una nueva etapa al frente de los telediarios de la noche en La 1, un éxito profesional que, al igual que hizo con la Medalla de Extremadura, seguro que le hubiera gustado haberla compartido con sus padres, a quienes dedicó unas emotivas palabras. Y en especial para su madre Manuela a quien como, a todas las madres extremeñas, hace responsable del cambio del país.