Le vienen muy bien al PSOE declaraciones como las que ayer hizo Alberto Fernández-Díaz, el candidato del PP a la alcaldía de Barcelona. "Enfermedades que estaban erradicadas en la ciudad desde hace mucho tiempo han vuelto a aparecer traídas por inmigrantes", había dicho por la mañana el popular. Son palabras que encajan en el discurso izquierda frente a derecha que llevan articulando durante la campaña. Horas después, durante su mitin en Inca (Mallorca), José Luis Rodríguez Zapatero contestó al conservador: "Como siempre en campaña, hoy algún dirigente del PP ha dicho algo sobre la inmigración. Este país democrático, que conoció la inmigración, está obligado a respetar a los inmigrantes".

El PSOE quiere aumentar ahora la tensión electoral para movilizar al que consideran su gran adversario: el abstencionismo. El impulso se verá más acentuado hoy y mañana, cuando Zapatero participará en sendos mítines en las plazas de toros de Valencia y Zaragoza, pero aquí, en el Palacio de los Deportes de Inca (aforo de 4.500 personas y un par de gradas semivacías), el jefe del Ejecutivo alentó el miedo a la derecha. No solo por la inmigración; también por los recortes. "Está en juego el Estado del bienestar --sostuvo--. El Partido Popular, con bonanza económica, no amplió derechos sociales. Si un partido hace eso en bonanza, lo que haría ahora serían drásticos recortes".

El asunto de la inmigración muestra que el PP, al menos en Cataluña, va endureciendo su discurso contra la inmigración. Tras explotar el filón de la asociación entre extranjería e inseguridad, ha puesto ahora sobre la mesa un nuevo mal del que hacer responsable al colectivo foráneo: la reaparición de enfermedades ya erradicadas.

El primero en disparar con esta nueva munición fue el presidente del PP de Tortosa (y número tres de la lista en ese municipio), Pau Fernández, quien en un debate radiofónico el jueves por la noche en la SER propuso que se imponga a los inmigrantes un control sanitario antes de empadronarlos. "Muchos inmigrantes, cuando llegan están infectados de tuberculosis, sarampión o enfermedades que en España han sido erradicadas, y tenemos que seguir un control para no incrementar el coste sanitario que eso puede suponer".

La ocurrencia hizo fortuna en el PPC, y el candidato a la alcaldía de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, completó el retrato del extranjero como portador de todo tipo de virus y bacterias, que aprovechó Zapatero para lanzar sus críticas.

Fernández Díaz dijo desconocer la propuesta de su compañero de partido de Tortosa, pero no descartó la idea de los controles sanitarios a los extranjeros. "De la misma forma que cuando visitamos algunos países nos tenemos que vacunar, a lo mejor tendríamos que mirar más cosas", señaló, al tiempo que se mostró partidario de "todo lo que sea fortalecer la respuesta sanitaria".

También la presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, se refirió a la relación entre inmigración y trastornos sanitarios y esgrimió "los informes de salud pública en Barcelona, en los que se ha detectado que enfermedades erradicadas se están reproduciendo".