Serio, con traje oscuro y corbata negra, José Luis Rodríguez Zapatero compareció ayer en la Moncloa tras interrumpir sus vacaciones en la isla de Lanzarote. El presidente del Gobierno informó mediante una declaración de la reunión de hora y media que mantuvo en la sede de la presidencia con el jefe del Estado Mayor de la Defensa y el ministro José Bono, quien partió inmediatamente después para Afganistán. En el cónclave analizaron "las circunstancias en las que 17 militares españoles" murieron cerca de Herat (Afganistán) y varios resultaron heridos, relató. Zapatero ordenó a Bono que la identificación y repatriación de los cadáveres se realice con extrema atención, para garantizar la fidelidad de las identificaciones.

Zapatero ni siquiera utilizó el término accidente , para evitar valorar si se trató de un siniestro o de un ataque hasta conocer la investigación en el lugar de los hechos. Fuentes próximas al Ejecutivo desvelaron que el jefe del Gobierno permanecerá en la Moncloa hasta conocer las novedades que le dé Bono una vez llegue al lugar del siniestro, lo que no ocurrirá hasta bien entrada la mañana de hoy. La familia Zapatero sigue en la finca de La Mareta, en Lanzarote, y él decidirá si reanuda el descanso veraniego una vez reciba la información del ministro de Defensa, especialmente sobre las causas de lo ocurrido: ataque o accidente.

La sombra del Yak-42, en el que fallecieron 62 militares españoles, y los errores del proceso de identificación y repatriación de los cuerpos sobrevoló toda la jornada las declaraciones del Gobierno. Zapatero desveló esa preocupación cuando incidió al comienzo de su declaración en el cuidado que se pondrá en el proceso de identificación de los 17 fallecidos. "He dado instrucciones al ministro de Defensa para que disponga la identificación y repatriación de los fallecidos con las máximas garantías de certeza y seguridad", resumió.

DOS DIAS DE LUTO El Gobierno informó ayer de que decretará dos días de luto oficial que se desarrollarán a partir de la llegada a España de los restos mortales de los 17 militares fallecidos.

Zapatero alabó la labor "crucial" del Ejército y destacó la "tarea impagable" de los soldados en "la defensa de la libertad y la paz". "Aunque la tragedia de hoy por ayer no modifica el enorme valor que su tarea ha tenido siempre, sí aparece más nítidamente a los ojos de todos como un acto de entrega que merece el reconocimiento de todos sus compatriotas", alabó.