El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, renovaron su apoyo mutuo en la lucha antiterrorista y lo escenificaron, además de con mensajes de respaldo, acudiendo juntos a la capilla ardiente de Eduardo Puelles García, el inspector de la policía asesinado a primera hora de la mañana en Arrigorriaga (Vizcaya).

Esa imagen de unidad se mantuvo en las reacciones de condena al atentado. Después de que Zapatero manifestase que su "firmeza y determinación" contra el terrorismo es "inquebrantable", Rajoy renovó su "cercanía y colaboración" con el Ministerio del Interior y con el Gobierno vasco.

Los partidos políticos y los agentes sociales (las organizaciones empresariales CEOE y CEPYME y los sindicatos Comisiones Obreras, UGT y USO) reafirmaron su empeño en combatir a ETA, con "coraje y fortaleza democrática", hasta "derrotarla", según la declaración institucional que leyó el portavoz socialista, José Antonio Alonso. El atentado fue condenado por instituciones, partidos y organismos, entre ellos el rey Juan Carlos.