Las diferencias existentes entre la capacidad de atracción de los municipios más pequeños y el de las capitales provinciales no se limitan a aspectos cuantitativos, sino que se relacionan igualmente con la estructura del colectivo retornado que reciben. En líneas generales, el retorno que tiene como destino los municipios más pequeños muestra un mayor grado de envejecimiento debido al reflujo de población jubilada y prejubilada, dispone de menor nivel académico e inferior cualificación profesional. De este modo, la proporción de jóvenes con menos de 20 años que ha llegado a las ciudades de Cáceres y Badajoz ha alcanzado una representación del 23 por 100, en tanto que sólo ha alcanzado un 13 por 100 en los municipios con menos de 10.000 habitantes. Por el contrario, en el caso de los retornados con más de cincuenta años, las proporciones respectivas han sido de un 17 y un 39 por 100. Las razones no son difíciles de encontrar. La mayor oferta laboral en los medios urbanos provoca una mayor afluencia de retornados en edad de trabajar.

Por el contrario, los municipios con mayor índice de ruralidad resultan más atractivos para aquellos emigrantes mayores en los que adquieren mayor peso las razones afectivas que las económicas. Por idénticos motivos, la afluencia de los retornados más cualificados es proporcionalmente superior en las dos capitales de provincia: los retornados con titulación igual o superior a la de bachiller o FP2 representan un 26,2 por 100 de las altas contabilizadas en las ciudades de Cáceres y Badajoz, y sólo alcanzan un 11,4 por 100 en los municipios inferiores a 10.000 habitantes.